martes, 10 de septiembre de 2024

El costo ambiental de nuestros placeres: La Contaminación oculta detrás de bebidas y alimentos

En un mundo donde el placer y la gratificación instantánea dominan nuestros hábitos de consumo, productos como las bebidas carbonatadas, los licores y el pan son parte importante de nuestra cultura. Sin embargo, detrás de la efervescencia de una gaseosa y el brillo de un licor, se esconde un problema cada vez más alarmante: la contaminación.

Las bebidas carbonatadas; cervezas, vinos espumosos, por ejemplo, emiten grandes cantidades de dióxido de carbono (CO2). La producción de refrescos y bebidas gaseosas contribuye a las emisiones de CO2 anualmente. Esto está respaldado por investigacines que examina las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) asociadas con varias bebidas, incluidos los refrescos (La cadena alimentaria contribuye a una parte sustancial de las emisiones de gases de efecto invernadero). Desde la extracción del azúcar hasta el envasado y transporte, cada paso del proceso genera gases de efecto invernadero.

Los licores, considerados un lujo para el placer, también tienen un impacto ambiental considerable. La producción de bebidas destiladas como el whisky y el vodka requiere la fermentación de grandes cantidades de granos o vegetales, generando emisiones significativas de CO2 en su fermentación. Además, su transporte global aumenta aún más su huella de carbono (huella de carbono de las bebidas alcohólicas).

El pan, alimento básico en muchas culturas, también contribuye a la contaminación. La industria panificadora, dependiente de la agricultura intensiva y la producción masiva de harina, libera enormes cantidades de CO2 (el pan y su proceso de elaboración). Desde la deforestación para expandir los campos de trigo hasta el uso intensivo de fertilizantes y pesticidas, hasta la leudación, cada paso en la cadena de suministro del pan contribuye a la crisis climática.

Incluso la producción de alcohol carburante, considerada una alternativa más "verde" a los combustibles fósiles, tiene su propio impacto ambiental, se produce CO2 además del alcohol en la fermentación por levaduras (impacto ambiental de la producción del acohol).  Aunque podría reducir las emisiones de CO2 al reemplazar los combustibles convencionales, la producción a gran escala de biocombustibles enfrenta desafíos como la deforestación y la competencia con la producción de alimentos.

En conjunto, estas industrias alimentan un ciclo de consumo insostenible que amenaza la salud del planeta. Mientras las cifras de emisiones continúan aumentando, es crucial reconocer el verdadero costo de nuestros placeres y trabajar hacia un futuro más sostenible, donde el disfrute humano no se logre a expensas del medio ambiente. La borrachera por la producción de CO2 que embriaga a nuestro planeta debe dar paso a una sobriedad ecológica que permita su recuperación y preservación para las futuras generaciones

Las industrias de bebidas carbonatadas, licores, pan y alcohol carburante son grandes emisores de CO2. Es esencial que adopten prácticas más sostenibles para reducir su huella de carbono y ayudar a mitigar el cambio climático. Sin un compromiso real, seguiremos disfrutando de nuestros placeres mientras el planeta paga la factura.



lunes, 9 de septiembre de 2024

Rompiendo barreras: el poder del deporte paralímpico y el camino hacia una verdadera inclusión

Una cosecha de medallas que superó todas las expectativas, demostrando el inmenso talento de nuestros atletas paralímpicos en París 2024. Fueron veintiocho medallas: siete de oro, siete de plata y catorce de bronce, obtenidas entre más de 4400 deportistas de 185 Comités Paralímpicos Nacionales. Un logro extraordinario que resonó con fuerza en el corazón de todos los aficionados al deporte. Estos atletas, verdaderos héroes, no solo alcanzaron los podios, sino que también batieron récords mundiales y olímpicos, evidenciando que la discapacidad no es un límite, sino una oportunidad para la excelencia.

No obstante, a pesar de esta hazaña deportiva, la cobertura mediática fue insuficiente, al igual que el reconocimiento institucional. Surge entonces una pregunta inquietante: ¿por qué estos gigantes del deporte no recibieron la misma atención que otros atletas? ¿Por qué no se desplegaron equipos de periodistas para contar sus historias y transmitir la emoción de sus triunfos? ¿Acaso no merecen el mismo respeto y admiración?

Como sociedad, nos enorgullecemos de promover la inclusión y la equidad. Sin embargo, la realidad demuestra lo contrario. Nuestros espacios públicos, diseñados en su mayoría para personas sin discapacidad, aún presentan barreras arquitectónicas que limitan la movilidad de muchos de estos atletas. ¿Cómo podemos conciliar esta contradicción?

Los Juegos Paralímpicos nos han mostrado que el deporte tiene el poder de unir a las personas e inspirar a millones. Es momento de que la sociedad en su conjunto reconozca y valore el esfuerzo, la dedicación y las victorias de estos atletas excepcionales. Solo así podremos construir un mundo verdaderamente inclusivo.

Más allá de los logros obtenidos en las competencias, los sueños que cada atleta albergaba al competir iban más allá de las medallas: el deseo de tener una casa, brindar bienestar a sus familias, y superar desafíos personales. Estos sueños son mucho más grandes que cualquier himno nacional. Cuando regresen a casa, esperamos que esos sueños no se desvanezcan y que todas las promesas que se les han hecho se materialicen. Que se cumpla aquello de "soñar despierto" y que con renovada esperanza inicien un nuevo ciclo rumbo a Los Ángeles 2028.