jueves, 3 de enero de 2013

Sierra Nevada del Cocuy

Púlpito del Diablo, Pico Pan de Azúcar


Ritacuba Blanco, Ritacuba Negro, Pan de Azúcar, Pico Puntiagudo, Parque Nacional El Cocuy: todos estos nombres nos evocan la Sierra Nevada del Cocuy o Sierra Nevada de Güicán, según el municipio en el que nos encontremos. En cualquier caso, se trata de uno de los parajes naturales más espectaculares de Colombia, y en concreto del departamento de Boyacá.

Cómo llegar

Para llegar a la Sierra desde Bogotá, hay que recorrer unos 400 kilómetros por la carretera central del norte. El estado de la vía es envidiable hasta Duitama, pero a partir de ahí, en algunos tramos, podría mejorar. Sin embargo, el trayecto se olvida por momentos, gracias a los espectaculares paisajes y los municipios que se encuentran en la ruta. Las cámaras podrán captar las monumentales iglesias, que denotan la tradición católica del departamento de Boyacá. Una parada por ahí permitirá disfrutar, además, de la gastronomía y de la amabilidad del boyacense.

A medida que se avanza, se observan cambios enormes en la vegetación, desde la característica de un clima medio hasta el páramo, con sus erguidos frailejones. Con esta misma vía, el destino podría haber sido el municipio de Cocuy.

Alojamiento y preparación

Si el centro de operaciones es el municipio de Güicán, es posible hospedarse en un hotel familiar, con buenas condiciones tanto en precio como en infraestructura. En el mismo hotel nos orientarán sobre la forma más conveniente para llegar al sitio escogido, el Ritacuba o, como nosotros elegimos, el Púlpito del Diablo y el Pico Pan de Azúcar. Allí también nos recomendarán la contratación de un guía, los caballos necesarios y nos informarán incluso de detalles menores como el consumo de energéticos.

El recorrido

El recorrido puede iniciarse muy temprano en la mañana, con un suculento desayuno en las laderas de la montaña. Allí mismo empezamos con el primer tramo, a caballo. Este tramo es difícil, placentero y a veces doloroso, por lo arduo que es este camino, incluso para el caballo. Por cierto, la monta es difícil para quienes por primera vez estén al lomo de un caballo. Durante dos horas, se cabalga con frailejones a los costados, el sonido del viento que acompaña y el agua producto del deshielo que abandona las montañas y se almacena en bellísimas lagunas.

El segundo tramo comienza con las pertinentes recomendaciones del guía. Se inicia un ascenso de 2.600 metros a pie. Probablemente, la mitad del tramo es la más dura, por el cambio de altitud tan rápido, por el terreno pedregoso y con una inclinación que hace pensar en regresar. A otros, les puede presentarse el soroche, por la disminución de oxígeno en el aire.

La recompensa

Cuando tenemos el Púlpito del Diablo y el Pan de Azúcar a la vista, sentimos que el esfuerzo valió la pena. Un espectacular viento frío y un piso pulido por el tránsito de rocas en los deshielos, que con seguridad, fue hace mucho tiempo. Con las piernas con pesos aparentemente superiores al acostumbrado, debido al cansancio, sentimos el crujir de la nieve bajo los pies, quizá observando a quienes toman el riesgo de ascender mucho más, hasta alcanzar los 5.120 metros sobre el nivel del mar del Pico Pan de Azúcar. Subir hasta el pico del Pan de Azúcar es llamado en la zona como “hacer cumbre”, según Carlos.
Podríamos quedarnos más y más tiempo extasiados con el panorama, pero hay que volver a casa.

Cayendo el sol sobre nuestros rostros y nuevamente en nuestros cansados caballos, siendo casi las cinco, termina una dura pero fascinante aventura.
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