sábado, 27 de julio de 2024

Crisis láctea en Colombia: Desbordamiento de importaciones y costos exorbitantes ahogan a los productores locales

Hoy día, los productores de leche en Colombia viven una incertidumbre sin precedentes. Los costos se han disparado, los precios de la leche cruda han bajado, el consumo ha disminuido y las importaciones han inundado el mercado. ¿Será que el Ministerio de Agricultura hará algo? ¿Los gobernadores se interesarán por el problema? Quizás los productores tendrán que autofinanciarse ayudando a los productores de derivados a vender sus productos.

La crisis del sector lácteo en Colombia ha sido un tema de creciente preocupación debido a sus múltiples implicaciones económicas y sociales. Las razones de la crisis láctea son variadas. La creciente importación de productos lácteos, especialmente leche en polvo y otros derivados, ha incrementado la competencia en el mercado. 

En el primer semestre de 2022, las importaciones de productos lácteos alcanzaron 45,974 toneladas, un aumento del 50.2% en comparación con el mismo periodo del año anterior. Esto ha llevado a una presión adicional sobre los precios que se pagan a los productores locales, quienes enfrentan dificultades para competir con precios más bajos de productos importados. La llegada masiva de productos lácteos importados, en gran parte debido a tratados de libre comercio (TLC) con países como Estados Unidos, ha afectado la producción nacional. Los productores locales han reportado una disminución en la demanda de su leche, lo que ha llevado a un aumento en el desperdicio de leche y a la quiebra de pequeños y medianos productores.

Aunque existen contingentes arancelarios que limitan la cantidad de productos lácteos que pueden entrar sin arancel, estos se están reduciendo gradualmente. Para 2024, se espera que los contingentes se eliminen por completo, lo que podría abrir aún más las puertas a las importaciones y agravar la situación de los productores locales.

 

La caída en el consumo de productos lácteos ha llevado a una disminución en los precios que se pagan a los productores. Felipe Pinilla, presidente de la Asociación Nacional de Productores de Leche (Analac), ha señalado que el consumo se ha visto afectado, lo que ha llevado a los compradores a reducir los precios pagados a los productores, afectando su rentabilidad. En regiones como Boyacá y Santander, los productores han tenido que derramar grandes cantidades de leche debido a la falta de compradores. Se estima que se están perdiendo más de 50,000 litros diarios, lo que no solo representa una pérdida económica, sino que también podría utilizarse para combatir la desnutrición en áreas vulnerables.

El incremento en los costos de insumos, como la urea y el transporte, ha encarecido la producción. Los productores afirman que estos costos han hecho que el negocio sea inviable, lo que contribuye a la crisis en el sector. Aproximadamente el 50% de la producción láctea en Colombia es informal, lo que complica aún más la situación. La informalidad limita la capacidad de las industrias formales para comprar y procesar leche, aumentando la crisis.

Para revertir la crisis láctea, es necesario explorar nuevas tecnologías, modelos de negocio y canales de distribución que permitan agregar valor a los productos lácteos y fortalecer la competitividad del sector.

Es esencial implementar campañas que promuevan el consumo de productos lácteos, especialmente en programas de alimentación escolar. Esto podría ayudar a aumentar la demanda y estabilizar los precios. Organizar ferias y ruedas de negocios puede facilitar la conexión entre productores y consumidores, reduciendo la intermediación y mejorando las condiciones de venta para los ganaderos

Se requiere un compromiso del gobierno para establecer políticas que apoyen a los productores, incluyendo subsidios y programas de capacitación para mejorar la productividad y la formalización del sector. Además, tienen un gran mercado potencial en los programas de alimentación escolar (PAE), haciendo contratos directamente con los productores de leche y usando mecanismos como la maquila para entregarla en condiciones óptimas a los niños de los colegios. Seguramente, es una oportunidad para brindar leche o derivados a los niños que por su condición económica no pueden consumirlos.

En esto pueden contribuir los gobernadores y los alcaldes organizando lo que haga falta para motivar a los consumidores, no solo para que compren sino que contribuyan en algo para solucionar el problema. Posiblemente, tengamos que cambiar un poco los hábitos de consumo, como sustituir la carne como fuente de proteína por queso, una gran fuente de proteína y calcio.

Es fundamental mejorar la articulación entre los diferentes actores de la cadena láctea, desde los productores hasta las industrias procesadoras, para asegurar un flujo adecuado de productos y precios justos. Invertir en infraestructura y tecnología para la producción y distribución de leche puede mejorar la eficiencia y reducir costos, beneficiando a los productores y consumidores por igual.

A manera de conclusión, se podría decir que la crisis del sector lácteo en Colombia es un problema complejo y múltiples causas. La creciente competencia de las importaciones, la disminución del consumo interno y el aumento de los costos de producción han llevado a una situación crítica para los productores nacionales. La informalidad del sector y la falta de políticas gubernamentales adecuadas han agravado la situación. Las consecuencias de esta crisis son significativas: pérdida de ingresos para los productores, desperdicio de alimentos y un impacto negativo en la seguridad alimentaria. Para superar esta situación, se requiere un enfoque integral que incluya la promoción del consumo de productos lácteos nacionales, el apoyo a los productores a través de políticas públicas, la formalización del sector y la mejora de la articulación entre los diferentes actores de la cadena de valor. Es urgente que el gobierno, los productores y los consumidores trabajen en conjunto para encontrar soluciones sostenibles a esta crisis.

jueves, 25 de julio de 2024

Entre medallas y escándalos: La Crisis de Valores en el Deporte Moderno

 El 26 de julio se enciende el pebetero olímpico para dar inicio oficial a la Olimpiada París 2024. Poco más de 10 mil atletas de más de 200 países intentarán conseguir una medalla, todos bajo el lema "Citius, Altius, Fortius", que significa "Más rápido, más a

lto, más fuerte". Claro, esto suena muy noble, pero vamos a ver cómo se traduce la teoría en la práctica.

Citius (más rápido): La velocidad y la agilidad se relacionan con la perseverancia y la disciplina. ¡Qué inspirador! Aunque, en realidad, se trata más de quién puede soportar más dolor en los entrenamientos interminables.

Altius (más alto): Simboliza la ambición y la superación de límites. Esto suena bien hasta que nos damos cuenta de que también significa que los atletas están dispuestos a hacer cualquier cosa para ganar, incluso si eso implica sabotear a sus compañeros de equipo.

Fortius (más fuerte): Representa la fuerza y la determinación. Valores como el coraje y la capacidad de superar obstáculos son admirables, excepto cuando se traducen en trampas descaradas y juegos sucios.

Tradicionalmente, el deporte se ha visto como un medio para promover valores como el respeto y el trabajo en equipo. Sin embargo, la realidad es que hemos visto de todo menos eso. Desde deportistas que traicionan a sus compañeros para ganar un contrato mejor, hasta ejemplos icónicos de falta de ética como el famoso gol de Maradona conocido como "La Mano de Dios".

Luego está el partido de repesca para el Mundial de Sudáfrica 2010, donde Thierry Henry claramente usó la mano para ayudar a Francia a clasificar. Y, por supuesto, las simulaciones en el fútbol son tan comunes que ni siquiera nos sorprenden ya.

El Mundial de Qatar 2022 también tuvo su momento de controversia con un penal dudoso a favor de Argentina. ¿Era realmente falta? Muchos expertos dirían que no, pero ¿a quién le importa, ¿verdad?

Fuera del campo, las cosas no mejoran. La corrupción está en todos los niveles del deporte, desde los jugadores hasta los dirigentes: Bedoya, Blatter, Rubiales, Platini y un interminable etc. Arreglos de partidos; Juventus de Turin, apuestas ilegales y manipulación de resultados son solo algunos ejemplos. Incluso los aficionados juegan su parte con actos violentos y vandálicos; 125 personas muertas en el estadio del Arema FC.

¿Qué causa todos estos comportamientos negativos? La presión por ganar, el dinero y la fama, la falta de educación en valores, y el mal ejemplo de los deportistas de élite.

Para recuperar los valores del deporte, se necesita un esfuerzo conjunto de todos los actores involucrados: los deportistas deben comportarse de manera ejemplar, los entrenadores deben educar en valores, los dirigentes deben imponer sanciones claras, los aficionados deben comportarse respetuosamente, y los medios de comunicación deben informar de manera objetiva.

Sí, la recuperación de los valores del deporte es un proceso lento y complejo, pero absolutamente esencial para que el deporte siga siendo algo que realmente promueva la salud, la educación y la integración social. 

El 11 de agosto la llama olímpica se apagará, entonces resolveremos la pregunta: ¿Cuál fue el balance, se destacó al menos la hermandad y el respeto?

sábado, 13 de julio de 2024

El sueño americano: Colombia a un paso de la Copa América 2024

13 de julio de 2024: La tensión se palpa en el aire. Un cosquilleo de emoción recorre cada rincón de Colombia, desde las montañas hasta las costas, y se extiende más allá de las fronteras, contagiando a la comunidad colombiana en Estados Unidos. Mañana, 14 de julio, la historia se escribirá en el Hard Rock Stadium de Miami, Florida, cuando Colombia se enfrente a Argentina en la final de la Copa América 2024.

La ilusión de levantar la copa ha crecido con cada victoria de la selección colombiana durante el torneo. Su desempeño impecable, dejando en el ca
mino a selecciones de la talla de Brasil, Uruguay y Paraguay, ha despertado la esperanza de un pueblo que anhela celebrar un título continental desde 2001.

La Copa América 2024 ha sido un torneo lleno de sorpresas y emociones. El VAR ha generado controversia, pero no ha impedido que Argentina llegue a la final con paso firme, sorteando un camino relativamente cómodo.

En contraste, Colombia ha tenido que enfrentar retos más exigentes, superando a rivales de gran trayectoria. El partido contra Uruguay fue especialmente duro, no solo por el nivel futbolístico del rival, sino por las provocaciones y la violencia que derivaron en la expulsión de Richard Ríos, uno de los pilares del equipo colombiano.

La comunidad colombiana en Miami se prepara para vivir la final con fervor y pasión. El Hard Rock Stadium se teñirá de amarillo, opacando la albiceleste argentina, en un duelo que promete ser vibrante. Colombia sabe que el buen fútbol es su carta de presentación, pero también es consciente de que otros factores pueden influir en el resultado final. La afición deberá ser cautelosa y mantener la compostura ante posibles provocaciones.

Sin embargo, la confianza en el equipo es inquebrantable. Tanto propios como extraños reconocen a Colombia como el mejor equipo hasta el momento en el torneo, el más regular y con jugadores destacados como James Rodríguez, Luis Díaz, Richard Ríos, Jefferson Lerma y Camilo Vargas, por mencionar algunos.

Además, la selección colombiana ha marcado los goles más vistosos del torneo y cuenta con el apoyo incondicional de la afición más numerosa y entusiasta.

A las 9 pm del domingo se sabrá si el trabajo, la dedicación y el esfuerzo de la selección colombiana fueron suficientes para que Colombia levantara la Copa América 2024 y escribiera un nuevo capítulo dorado en la historia del deporte nacional.

viernes, 14 de junio de 2024

Todos contra Santa Fe

El pasado sábado 8 de junio, en un vibrante partido de ida, Bucaramanga se llevó una apretada ventaja de 1-0 sobre Santa Fe. La primera mitad fue un torbellino de emociones, mientras que en la segunda, los locales dominaron con cierto toque de fortuna para Santa Fe, evitando una mayor diferencia.

Este sábado 15 de junio, la contienda se reanuda en El Campín, con los Leopardos liderando por la mínima. Una ventaja que, si bien no es definitiva, podría ser suficiente si la consolidan y amplían durante el encuentro. La fanaticada santafereña, por su parte, anhela que su equipo empate primero y luego logre una diferencia de dos goles para celebrar la victoria.

El encuentro ha generado revuelo más allá de lo deportivo. La invasión de la hinchada de Bucaramanga en el estadio Alfonso López ha traído consigo sanciones, mientras que se denuncian presuntas agresiones a hinchas de Santa Fe. Se espera que el alcalde Galán y el presidente del club cardenal tomen decisiones cruciales en materia de seguridad, tanto antes como después del partido, incluyendo la participación de la hinchada bumanguesa.

El estadio El Campín se teñirá de rojo este sábado, con cerca de 30.000 gargantas alentando fervientemente. Aquellos que no consiguieron entrada o prefieren la comodidad del hogar, seguramente vivirán el partido con bebida en mano, animando a su equipo a conseguir la diferencia necesaria.

Curiosamente, la mayoría de la afición neutral ha mostrado su apoyo a Bucaramanga. ¿Será por su sed de gloria o por la arraigada tradición colombiana de apoyar al menos tradicional? Incluso la prensa ha mostrado cierta inclinación hacia el equipo dirigido por Dudamel. Sin embargo, Santa Fe, fiel a su garra leona, promete desplegar su mejor juego y marcar los goles necesarios para demostrar que su décima estrella podría estar más cerca que el primer campeonato de Bucaramanga.

Se espera que, tanto antes como después del partido, la celebración sea pacífica y prime la alegría, que se destaque el comportamiento ejemplar de las hinchadas. Que el fútbol sea la excusa perfecta para unirnos en un ambiente de sana competencia.¿Quién se coronará campeón?

sábado, 8 de junio de 2024

Santa Fe por el décimo titulo, Bucaramanga por su primera celebración.

Este sábado 8 de junio, cuando el juez central tome el balón en el estadio Alfonso López de Bucaramanga, comenzará una batalla épica entre dos felinos: el Atlético Bucaramanga y el Independiente Santa Fe. Ganadores de sus respectivos grupos en la fase regular, se han ganado el derecho a disputar la final del fútbol colombiano, un evento que ha generado gran expectativa entre sus hinchadas.

Los dirigidos por Rafael Dudamel, conocidos como los "Leopardos", buscarán inscribir por primera vez su nombre en el palmarés del fútbol colombiano. Dudamel, quien comparte apellido y nacionalidad con el famoso director de orquesta Gustavo Dudamel, tendrá la difícil tarea de orquestar la estrategia para conseguir la victoria de su equipo sobre los "Cardenales" y así conquistar el aplauso de su fiel afición.

Por su parte, Santa Fe regresa a una final del fútbol colombiano con la ilusiónintacta, pero también con la cautela de quien ya ha vivido las mieles y las amarguras del triunfo. El técnico argentino Pablo Peirano buscará obtener un resultado favorable en el partido de ida que les permita afrontar con mayor tranquilidad el decisivo encuentro de vuelta en el Estadio Nemesio Camacho El Campín.

Santa Fe llega a esta final con la ventaja de haber mostrado, según parte de la crítica periodística, el mejor fútbol durante todo el torneo. Además, cuenta con una afición comprometida que siempre los ha apoyado, incluso en los momentos más difíciles. Parecía una premonición; más abonados y más concurridas las tribunas cardenales. Para alcanzar la décima estrella en su historia, el equipo se apoyará en el talento y la experiencia de tres jugadores clave:

  • Hugo Rodallega: El veterano delantero ha silenciado las críticas con su entrega y buen fútbol a su regreso al fútbol colombiano.
  • Daniel Torres: Otro jugador experimentado que ha vuelto del fútbol español para brillar en esta nueva etapa con el club, aportando liderazgo y creatividad en el mediocampo.
  • José Manuel Mosquera Marmolejo: Un portero seguro y confiable que se ha convertido en una pieza fundamental del equipo, gracias a sus atajadas y su juego limpio.
El artífice de esta nueva etapa de Santa Fe es el técnico Pablo Peirano, quien ha logrado conformar un equipo equilibrado en todas sus líneas, donde todos trabajan en función del grupo, dejando de lado el lucimiento individual. Este enfoque ha sido fundamental para el éxito del equipo durante todo el torneo.

La afición de Santa Fe no se ha quedado atrás y ha respondido con creces al buen desempeño del equipo. Han acompañado en el Estadio El Campín en cada partido, creando un ambiente formidable que ha impulsado a los jugadores a dar lo mejor de sí mismos. Se espera que el próximo sábado 16 de junio, cuando se dispute el partido de vuelta, la marea albirroja vuelva a inundar el estadio, convirtiéndose en el jugador número doce con sus cánticos de “vamos león….queremos la copa”.

El desenlace de esta final seguramente durará más de 90 minutos, y los hinchas de ambos equipos esperan con ansias presenciar un espectáculo digno de recordar. Uno celebrará por primera vez un título, Santa Fe espera revivir el recuerdo de aquel inolvidable título de 2012, liderado por el legendario 10 cardenal, Omar Pérez. La confianza en una nueva celebración hará que los leones rujan de nuevo con más fuerza que nunca y alcancen la gloria.

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C. E. Pineda Rodriguez

@cepinedar


sábado, 24 de febrero de 2024

Colombia: Entre el desprecio y el orgullo

Es curioso escuchar a compatriotas colombianos que reniegan de su patria con un menosprecio casi admirable ¡O jactarse decir con seguridad: "eso solo sucede en este país"! Uno podría suponer que tal actitud surge de haber nacido por mera casualidad: quizás son descendientes de extranjeros y naturalmente sienten más afinidad por la nacionalidad de sus padres. O tal vez, incluso siendo nacidos en Colombia y provenientes de linajes colombianos, se sienten forasteros en su propia tierra. Quizá hayan pasado unos minutos en tierras extranjeras o, como es típico entre nosotros, simplemente admiran más las cualidades de otras naciones, preferiblemente aquellas "americanas", europeas o asiáticas (¡tal vez japonesas!), pues son consideradas las más desarrolladas, con los intelectuales más prominentes y ciudades ejemplares, aunque también carguen con el poco envidiable récord de mayores tasas de suicidio.

Lo irónico de estos patriotas de ocasión es que, a pesar de sus sátiras, se unen al coro de celebración cuando alguno de los nuestros triunfa en el mundo, ya sea un deportista subiendo al podio más alto. En esos momentos, el fervor patriótico brota de ellos como agua de manantial: se envuelven en la bandera nacional, entonan el himno nacional –aunque sea para criticarlo con disimulo–, o besan el escudo segun estos mismos, desactualizado. Claro, el entusiasmo es algo más contenido cuando el éxito viene de la mano de nuestros científicos, ya sea en la NASA, el CERN, o en el campo de las letras y las artes.

Sin embargo, hay un punto en el que todos los colombianos coincidimos con un rotundo rechazo: aquellos que nos avergüenzan por sus acciones corruptas, especialmente aquellos que ocupan cargos gubernamentales y desfalcan municipios, departamentos o incluso la nación entera. 

Ejemplos abundan, desde los nietos de un dictador de los años 50 hasta los recientes implicados en el escándalo de Odebrecht, pasando por los exgobernadores condenados por desfalcar sus departamentos. Todos ellos, con diferentes nombres y apellidos, comparten una misma característica: la desvergüenza con la que han robado al pueblo colombiano.

Estos desfalcos, desgraciadamente, tienen consecuencias palpables en nuestra vida diaria: calles en mal estado, interminables atascos de tráfico y una sensación generalizada de inseguridad. Son experiencias cotidianas que nos reciben en nuestro trayecto al trabajo o a casa, iniciando nuestros días con una buena dosis de estrés.

Y aunque nuestras quejas son sonoras, cuando llega el momento de las elecciones, allí están ellos, encabezando listas de candidatos, algunos incluso ya bajo investigación por corrupción. Y como nuestra memoria parece ser selectiva, mañana ocuparán un escaño en el Congreso, elevados a la categoría de "honorables congresistas", aunque para llegar hasta allí hayan cambiado de partido y, lo que es peor, de principios.

Pero regresemos al tema del fervor, esa pasión que despierta lo mejor de nosotros. Por ejemplo, cuando salimos de nuestras ciudades, grandes o pequeñas, y nos maravillamos ante la biodiversidad sin igual que nos rodea, aunque a menudo no sepamos conservarla.

Eso sí, hay quienes desprecian la naturaleza. Recordemos los desaciertosde importar pinos y eucaliptos en los años 70, el buchón y la elodea en nuestras lagunas, y la introducción de carpas para intentar solucionar la metida de pata. Toda una infamia a nuestra flora nativa perpetrada por supuestos guardianes del Estado. Además, la deforestación y la contaminación amenazan con destruir aún más nuestro patrimonio natural. Muy a pesar de et, muchos rincones de nuestra geografía nos ofrecen un respiro, un alivio al estrés cotidiano.

Estos son solo algunos de los contrastes de nuestra amada Colombia, una tierra llena de matices. Aunque muchos de sus municipios han logrado resistir la influencia de la cultura del desprecio, atrayendo a aquellos que valoran una vida tranquila y a colombianos genuinamente orgullosos de su identidad, no podemos negar las problemáticas que enfrentamos a diario.

sábado, 3 de febrero de 2024

La trágica transformación de nuestras calles

En épocas pasadas, nuestras calles brillaban como una pasarela de responsabilidad vial. El chaleco reflectivo y el casco eran elementos básicos de moda, desempeñando el papel de guardianes para ciclistas y motociclistas ante posibles contratiempos, tan inesperados como una canción para planchar en la radio. Pero, por supuesto, eso pertenecía al pasado, cuando aún creíamos que la seguridad superaba en importancia al meme más viral. Lamentablemente a diario pierden la vida muchos motocilistas y ciclistas, algo debe cambiar.

La seguridad vial, ese insignificante detalle que solo afecta la vida y el bienestar de quienes circulan por las vías. En Colombia, nos destacamos por nuestra extraordinaria habilidad para ignorar las normas de tránsito y por una conciencia tan baja que necesita un microscopio para ser vista.Antes, las personas se resguardaban con chalecos reflectivos y cascos. Sin embargo, en la actualidad, parece que optamos por jugar a la ruleta rusa con nuestras vidas. ¿Quién necesita precauciones cuando se puede vivir al límite, verdad? ¿Cuándo no hay sanción, si no hay autoridad.?.
Puede ser daltónico, lleva chaleco

La reverencia por las señales de tránsito y semáforos está más de moda que nunca, pero en el sentido contrario. Antes, seguíamos esas normas rigurosamente, pero ahora cada conductor se siente como una estrella que puede ignorar las reglas a su antojo. ¿Semáforo en rojo? "No me están viendo", "soy yo quien se arriesga"; son los pensamientos que pasan por sus mentes. 

Algo de riesgo. la ciclovía libre
Es curioso que los amantes de la bicicleta sean los más rebeldes con las ciclovías. En lugar de usar esas vías asignadas, algunos ciclistas prefieren desafiar al destino en las calles de los automóviles, creando situaciones dignas de un thriller de acción. Y los motociclistas, por supuesto, no se quedan atrás; desafiando límites de velocidad, yendo de un lado a otro, obstruyéndose entre ellos y utilizando las ciclovías como su propia pista de carreras personal.

El auge de las motocicletas, especialmente las eléctricas a las que se les permite utilizar las ciclovías, ¡tienen motor!, ha introducido un emocionante paquete de desafíos en nuestras vías. A medida que la tecnología avanza, nuestra cultura vial retrocede más rápido que el precio del sentido común en una oferta de liquidación. Los motociclistas, en lugar de adoptar medidas de seguridad, parecen haber decidido que la vida es más emocionante cuando se juega en modo extremo.

Es esencial reflexionar sobre la decadencia de nuestra cultura vial, aunque sea entretenido ignorarla, y tomar medidas para revertir esta tendencia que solo debería preocupar a los débiles. Respetar las normas de tránsito y usar equipo de seguridad deberían ser prioridades, pero claro, la adrenalina de vivir peligrosamente también tiene su encanto. Solo así podremos recuperar la cultura vial perdida y garantizar un futuro más seguro, si eso es lo que realmente queremos en nuestras carreteras.