sábado, 17 de agosto de 2019

Destino Teatro Colón

Durante las vacaciones, algunos trazan planes con meticulosidad mientras otros se entregan a las excursiones improvisadas. La pregunta recurrente: ¿y el destino? Los adinerados preparan maletas vistosas que llaman la atención en aeropuertos, otros cargan lo esencial en sus autos dispuestos a detenerse donde caiga la noche, y unos pocos optan por quedarse en su ciudad, ya sea por falta de apego a los viajes o por simple elección.

Si la decisión es explorar la propia ciudad, ¿cómo satisfacer el antojo de descubrimiento? Las opciones abarcan un abanico amplio: parques, centros comerciales, museos o sumergirse en la ilusión de ser compradores y meramente observar, puesto que lo que más cautiva suele exceder el alcance económico.
A la vuelta de la esquina aguardan maravillas insospechadas que ofrecen los hogares urbanos: museos, arquitectura, el corazón histórico de cada urbe, teatros y mil cosas más, muchas accesibles o a precios módicos.

En Bogotá, nuestra capital, abundan los rincones interesantes para visitar y descubrir. Uno de ellos, el Teatro Colón, se erige como un símbolo antiguo y aristocrático. En tiempos pasados, este teatro fue un lujo inalcanzable para muchos, mas su verdadera esencia radica en ser un templo de la cultura. Ha sido testigo de actuaciones de músicos y cantantes de ópera, zarzuela y de nuestras propias historias. Decidimos explorarlo, no como espectadores ni artistas, sino para desvelar los misterios del Colón: sus palcos, tramoya y sótanos.

Para llegar, nos adentramos en la cultura urbana de Bogotá, en este caso, a través del TransMilenio: vendedores ambulantes ofertando sus productos y conversaciones a todo volumen, buscando ser escuchados por quienes transitan. Fue sorprendente presenciar a cuatro jóvenes con guitarra, violín, melódica y maracas interpretando música de Jorge Veloza. Cerca de la estación de universidades, tras dos canciones, cerraron su presentación con el verso de "la cucharita", oportuno para concluir su actuación. Aunque su estilo de baile y apariencia no reflejaban la cultura boyacense, recibieron aplausos y monedas como reconocimiento a su esfuerzo. Su mensaje final fue claro: música de Colombia para los colombianos.

Ubicado en la Calle 10, número 5-32, se alza majestuoso el imponente Teatro Colón, frente a lo que solía ser la sede presidencial, hoy la Cancillería. Mientras aguardábamos el recorrido, turistas nacionales, extranjeros y nosotros mismos nos maravillamos con los detalles neoclásicos que adornan su fachada.

El interior del teatro presenta tres zonas que destacan: "El foyer", reminiscente del estilo francés, o lo que llamamos en español el vestíbulo, seguido por la sala principal y la tramoya, encargada de los cambios en el escenario y el sótano.

El vestíbulo, un espacio de encuentro previo o posterior a la función, muestra en su techo frescos inspirados en personas de la época de la construcción del teatro. Los detalles arquitectónicos son sofisticados, con puertas y ventanas que bien podrían considerarse obras de arte. Es aquí donde se comparten las impresiones dejadas por la obra o las formas y maneras de los visitantes.

En el mismo nivel, se accede a los palcos, destacando uno que, según la guía, rara vez se ocupa: el palco presidencial, sin identificación, que debería llevar el número 13. Desde este sitio, la vista es privilegiada y el sonido, impecable. Se presume que los presidentes que lo ocuparon tenían buen gusto y oído. Según los guías, nuestros mandatarios no frecuentan el lugar, quizás por ocuparse en tareas más trascendentales para el país.

Más arriba, en el último nivel, se encuentra "el gallinero", reservado para aquellos de menor posición social, un espacio no destinado al lucimiento. Aquí se aprecia la belleza de la lámpara Ramelli, llena de historias y anécdotas.

Volviendo al nivel principal, pero al frente, encontramos el escenario, desde donde se vislumbran los entretelones del espectáculo y los intrincados mecanismos de poleas y cortinas que permiten cambios precisos y ágiles entre escenas. Entre los telones destaca el legendario telón de boca, pintado por el italiano Annibale Gatti, con treinta y seis personajes de distintas óperas. Sin embargo, su deterioro hace difícil su exhibición. Bajo el escenario, el sótano permite modificaciones para ubicar la orquesta o ampliar la capacidad del teatro.

Sentados en la platea, comprobamos que este espacio estaba destinado a que los palcos fueran parte del espectáculo social. El fresco en el techo muestra seis musas, una disposición quizás por conveniencia geométrica. Dos escudos nacionales, uno frente al otro pero con el cóndor en distintas direcciones, han sido objeto de especulaciones.

Con sus adornos, pinturas, frescos y aforo completo, la acústica de este lugar se compara a la de la Scala de Milán, un reconocimiento justo a este teatro.
Tras la visita guiada, enriquecidos con 125 años de historia, nos despedimos del teatro ya con escasa luz, invitándonos a contemplar las calles de la Candelaria en semioscuridad. Nuestra guía, llamada Candelaria, también dejó su huella.

De vuelta en el TransMilenio, ahora son artistas urbanos los que amenizan el trayecto. Entre sus versos con indirectas y rimas repetitivas, solicitan una retribución por su arte. Antes de concluir su presentación, un diseñador de la calle con formación universitaria nos impacta con un dibujo efímero hecho con tiza en el suelo. Las pisadas inevitables lo borran, pero las imágenes de la cultura urbana y las personas que muestran su condición social persisten imborrables.

miércoles, 7 de agosto de 2019

!200 años sin independencia!

En la primaria nos adoctrinaron con las gestas de nuestros héroes: Bolívar, Santander, Nariño, y a la vez le tomábamos aversión a españoles (chapetones les decían) lideres del ejército realista. En la niñez ya nos increpaban a odiar nombres como José Maria Barreiro. Entre buenos y malos supimos que el 20 de julio de 1810 fue el grito de independencia.

La historia nos cuenta que casi 10 años después de la firma del acta de independencia, las hostilidades continuaba, seguían  los rebeldes, habría alguno más de los nacidos en América que gustaban de estos regímenes llamados realistas. Esos rebeldes se empeñaron que era posible la liberación completa, el 25 de julio de 1819 en el hoy llamado Pantano de Vargas, corregimiento del municipio de Paipa ganaron la primera batalla y más tarde; el 6 de agosto de 1819 el triunfo fue en la Batalla de Boyacá en el puente del mismo nombre, muchas personas murieron de ambos lados, unos y otros defendían su propia causa.

Pensando un poco en la fiestas conmemorativas, el Departamento de Boyacá han hecho esfuerzos por recordar ese 7 de agosto de 1819 para enaltecer a sus gestores, para hacer de los lugares un recuerdo que la intención independizadora era un fin y no una necesidad del momento. Para el gobierno nacional paso como una fiesta más, y un monumento se habrá restaurado. 

Dos siglos y no está claro si esa independencia se logró; mejor sería decir cambió de actores. Pasamos del "yugo español" al de los propios colombianos, esos que nos han administrado en las dos centurias de historia. Unos pocos, heredaron lo que tanto odiaban; el modelo monárquico. Aunque formalmente no tienen la "noble sangre", cuatrienio a cuatrienio se transfieren el poder. Incluso hasta tuvieron que hacer un acuerdo llamado "frente nacional" en el que cada partido se aseguraba el poder sin ninguna oposición; unos pocos apellidos que se consideran intelectuales, "hábiles" para comprender nuestras realidades.

Algún apellido se les habrá "colado", mejor dicho, han tenido que poner alguno para seguir desde la puerta trasera ejecutando sus caprichos. Los Uribe, uno, el que con sus nobles deseos de poder, quiso estar gobernando a perpetuidad, el otro, nieto de expresidente, su partido político lo lleva (su gran partido) en una carrera apresurada hacia el Palacio de Nariño.

Por fortuna hay muchos colombianos de bien que han escrito muchas páginas doradas en nuestra historia republicana, los que se han destacado en el arte, en la ciencia, en la literatura, y en los últimos 50 años, en el deporte. Algunos de ellos (los científicos) ocupan lugares discretos en las páginas de los diarios (no venden, no hay marchas por ellos), otros como los deportistas, temporalmente se les dedican primeras páginas en los principales periódicos, los invitan para otorgarles medallas, les prometen recursos para sus disciplinas. No podrá faltar la fotografía que haga notar el apoyo. Al final la emoción patriótica desaparece y con ella las promesas.

¿Será que tienen que pasar otros 400 años para que nuestro país tenga el lugar que merece, tenga los administradores que trabajen por los que los ponen ahí? ¿para que no conviertan el presupuesto nacional en una fuente de ingresos personales, dejen de ser corruptos?. Se opongan a acuerdos racionalmente y no por intereses personales o por intenciones revanchistas? ¿Que los colombianos que estén por entonces tengan la tranquilidad para salir a cualquier lugar de sus ciudades, de sus campos, sin que tengan que cuidar sus espaldas, sin que les callen porque dicen la verdad; porque denuncian? 

Algún día los colombianos despertarán con el orgullo por sus gobernantes que usan bien los recursos, porque es un país seguro, porque no están divididos, por que se apoya a los intelectuales y porque los deportistas no tienen que mendigar el apoyo. Alguien dirá que es una utopía, pensemos que puede ser posible una verdadera independencia, la independencia del mal.

sábado, 31 de diciembre de 2016

2016 año de contradicciones, 2017 el de la esperanza

2016 quedará en la memoria de cada colombiano como el año de las contradicciones, de la finalización de los diálogos de paz para vivir en un país libre del mayor grupo insurgente del país, de éxitos en el deporte, pero también de rabia cuando surgen bárbaros, dementes que ciegan la vida de un colombiano.

Sin tener en cuenta lo cronológico, uno de los logros más importantes para Colombia sin duda fue el premio Nobel de Paz otorgado por la  Academia Sueca, reconociendo al lider del proyecto "Diálogos de Paz con las Farc", Juan Manuel Santos, Presidente de Colombia. Por segunda vez un Colombiano recibía el galardón, 34 años atrás el escritor Gabriel García Márquez, fue premiado con el de literatura.  Con la insatisfacción de muchos colombianos pero con el aval de la comunidad internacional, Oslo vivió la colombianidad con quienes  acompañaron a Santos. El otro logro; el acuerdo con las Farc.

Sin que se hubiera terminado el proceso de paz, vivimos también quizá una de las mayores polarizaciones de nuestra historia republicana, entre quienes apoyaron la No refrendación de los acuerdos de paz conseguidos en la Habana y los que botaron Si, esto como consecuencia del resultado del Plebiscito, una leve ventaja en favor del No, hizo que los demás colombianos sintieran una gran frustración, similar a la de muchos países que no entendían la decisión (los británicos vivieron algo similar con el Brexit). Poco tiempo después con algunos ajustes, finalmente se aprobaron los acuerdos con un cambio adicional, el mecanismo de aprobación; más expedito, pero menos democrático, dando paso a la implantación, eso si con la insatisfacción del grupo político al que nada le convence.

En lo que no hubo desacuerdos fue en disfrutar de los éxitos de los deportistas. Las Olimpiadas Río 2016 bañaron en oro a tres de los nuestros: Ibargüen, Pajón y Figueroa, entre sonrisas y lágrimas, hicieron despertar el orgullo patrio. Las dos primeras a lo largo del año nos mantuvieron pendientes de su trabajo, al final campeonas en sus respectivas Ligas. Ocho deportistas en total ocuparon un escalón del podio de Río. Otros más, 14, los reconocieron con el diploma olímpico; con seguridad trabajarán para mejorar en Japón 2020. Los deportistas paralimpicos, no fueron inferiores a su compromiso, dos oros; Serrano y Valencia. En total 17 veces subieron al podio paralímpico; unos superatletas.

Sin sorpresas, el ciclismo volvió ha hacer vibrar a los colombianos con un histriónico seguidor; Mario Sábato un narrador argentino, que como propios vivió los éxitos los pedalistas. Las carreteras europeas se rindieron ante las piernas de los nuestros: Nairo Quintana, Gaviria y  Chaves fueron los embajadores en esta ocasión, en cada pedalazo   al de la fuerza tricolor les impulsó al triunfo. Quintana y Chaves teminaron segundos, el primero en  La Vuelta a Francia y el "chavito" en la de Italia. Darwin Atapuma también puso lo suyo, hizo gritar; "que viva Pasto carajo", por cuatro dias lideró la vuelta España, el triunfo fue para el más gande ciclista colombiano de los últimos tiempo, Nairo Quintana, recordando lo realizado por Herrera en los 80s.  Otro que brilló en Francia y Polonia fue Gaviria on su tremenda velocidad para rematar etapas. Sin duda un año para no olvidar.

Nuestro fútbol, el de clubes, también aportó; Atlético Nacional ganó por segunda vez la Copa Libertadores,  mostrando que vive uno de los mejores momentos de su historia, también fue campeón de la Copa Águila, y tuvo uno de los gestos más aplaudidos; cedió el título de la Copa Sudamericana al Club Chapecoense de Brasil, finalista también de ese torneo, no la podrían disputar por la pérdida  de casi a todos  sus jugadores en absurdo accidente aéreo.

La desaparición de los integrantes del equipo Chapeco enlutaron al fútbol mundial, de diferentes formas los equipos profesionales lloraron la muerte de sus colegas. La irresponsabilidad de una persona, el piloto del avión, terminó con la ilusión de futbolistas y familias que forjaban un camino en el fútbol brasileño y mundial. El periodismo deportivo vivió su propia tragedia, los comunicadores que acompañaban a Chapecoese murieron cumpliendo su deber,  y resaltando los logros conseguidos en los últimos años por el equipo verde brasileño. 

Los que vivían también un año de desilusión (por la pérdida del camino) eran las huestes cardenales, sin embargo y pese a los altibajos cerraron bien el año, Santa Fe consiguió su noveno título de liga y su noveno título en 7 años, convirtiéndose junto a Nacional de Medellin  en los equipos más exitosos de ésta década. 

Pero no todo termina bien, la expectativa con la aprobación de la reforma tributaria, un golpe al bolsillo de los colombianos, principalmente con el aumento de salario mínimo,  un 7 %, decretado como casi siempre, porcentaje que seguramente no podrá contrarrestar el impacto de la reforma, total será ínfimo.

Mucho más podría decirse del año que termina, pero 2017 debería ser el año de la esperanza porque como consecuencia de la implantación de los acuerdos, se espera que mejore la confianza internacional en el país y haya más inversión extranjera y por ende más empleo. Si algo bueno ha de  tener la reforma tributaria es un impacto positivo; a mayores recaudos mayor inversión social, ningún niño debería morir por desnutrición, menos niños serian presa de los bárbaros asesinos; los uniformados tendrán más tiempo para protegerlos y en general a los colombianos de bien que quieren un país mejor, más seguro. 

¡Feliz 2017!

Celio Pineda Rodríguez
@celiopineda
celio.pineda@gmail.com

martes, 27 de diciembre de 2016

Medalla de oro para la superación de los atletas paralimpicos Rio 2016


Hace apenas unos días terminó la Olimpiada Rio 2016 y nos alegramos por los logros conseguidos por nuestros deportistas, 8 medallas y como se debía, los tres oros ganados por : Caterine Ibargüen (oro en salto largo), Mariana Pajón (oro en BMX) y Oscar Figueroa (levantamiento de pesas), hicieron que estos grandes deportistas fueran objeto de las primeras páginas de la prensa, hoy  en los Paralímpicos 2016, 39 grandísimos personajes consiguieron 17 preseas: 2 oros, 5 platas y 10 bronces, ganan no solo a sus rivales en las pistas de Rio, sino su propia carrera por superar las diferencias con las personas que tienen todas sus facultades; una carrera por la vivir en un mundo diferente para ellos.

Las historias de superación personal de los deportistas paralímpicos son las que más abundan, algunos que volvieron a la vida luego de accidentes, otros que descubrieron que tenían enfermedades degenerativas, hicieron pensar en la eutanasia; hoy las vivencias de la olimpiada le han pensar en continuar luchando en la vida.

Tomada de El Espectador
A cual más sabía lo que sucedía en los Olimpicos, pero en los paralímpicos, la difusión de estos juegos no tuvo la misma cobertura, quizá porque no generaba los mismos réditos económicos o porque no había deportistas "excepcionales" como los Bolt o Nadal, y toda esa pléyade de estrellas que llenan escenarios y que son perseguidos para conseguir el "selfie" o el autógrafo, pero lo que no se ve es que en los paralimpicos todos, absolutamente todos, son excepcionales.

Pero qué los hace excepcionales? Por mencionar solo algunos de los 39 deportistas colombianos: Nelson Crispín, triple medallista; Carlos Daniel Serrano (el pequeño gigante de la delegación colombiana), dos medallas,  una de oro; Mauricio Valencia, también oro; Luis Lucumí Martha Hernández (atletismo), Diego Dueñas (ciclismo de pista), Edwin Matiz (ciclismo de pista), Néstor Ayala (ciclismo de ruta), Maritza Arango (atletismo), Wéiner Díaz (atletismo), Moisés Fuentes (medallista en tres juegos consecutivos) y el equipo de relevos 4×100 femenino, atletismo; mucho más que consiguieron diploma olímpico; a ninguno la discapacidad les ha impidió subir al podio.

Una discapacidad innegable, pareciera ser la ceguera que tienen los dueños de los medios, las gerencias de los medios deportivos no hacen los mismos desplazamientos, ni dedican espacios exclusivos para difundir las competencias de los nuestros, menos, reconocer a plenitud los éxitos de estos colombianos.

Esperemos que la misma ceguera, no la tengan los dirigentes y gobernantes, por lo menos hasta ahora no hemos escuchado a ministros o presidentes ofrecer la vivienda que con seguridad también requieren estas personas.

Seguramente, cuando terminen los juegos, el medallero probablemente no sea lo importante, sino los aplausos que ganaron, las lágrimas que le sacaron a los espectadores, a sus entrenadores y a los que los vimos por lo menos en diferido.

!!Felicitaciones a los 39 superatletas!!
"Coraje, determinación, inspiración e igualdad"


Celio E. Pineda Rodríguez
@celiopineda

Oro para todos los deportistas colombianos en Rio 2016

Oscar Fiqueroa - Oro en pesas
El pebetero olímpico se extinguió en Rio 2016, quedará en el recuerdo como la mejor actuación colombiana en las olimpiadas: 3 oros, 2 platas y 3 bronces; el camino lo iniciaron Helmut Bellingrodt Wolff - medalla de plata en el tiro al jaba, Alfonso PérezClemente Rojas - bronce en el boxeo -. Se obtuvo el mismo número de medallas, pero dos más de oro, 13 diplomas aumentamos el número de deportistas que consiguieron cupo, sin duda una gran mejoría respecto a Londres 2012.

Fueron 147 colombianos los que nos representaron en 23 disciplinas. De el 3 al 21 de agosto nos brindaron momentos de satisfacción, un uhh por los que se quedaron cerca del podio, en otros más desilusión porque había mejores que los nuestros. En tres ocasiones sentimos orgullo patrio al escuchar el himno e izar la bandera tricolor, en cinco más porque alguno de los nuestros ocupó un lugar en el podio olímpico.

Caterine Ibargüen - Oro en el salto triple
Con justicia quienes estarán en lo más alto del podio de cualquier colombiano deberán ser los medallistas: Caterine Ibargüen (oro en salto largo), Mariana Pajón (oro en BMX), Oscar Figueroa (levantamiento de pesas), Yuberjen Martínez (plata en boxeo), Yuri Alvear (plata en judo), Carlos Ramirez (bronce en el BMX), Luis Javier Mosquera Lozano (en el levantamiento de pesas), e Ingrit Lorena Valencia (en boxeo).

Algunos de estos medallistas nos acompañaron co
Mariana Pajón - oro olímpico
n sus actuaciones l
a hora del almuerzo o de la comida, primero con la tensión que generaron las finales y un alivio o resignación justo cuando se saboreaba el postre; dulce sabor si llegaba el triunfo o un sabor amargo cuando el resultado no era el esperado.


Aunque se habían presupuestado más oros, dos de esos favoritos fueron consecuentes con las predicciones: dos grandiosas mujeres, ambas corriendo por el oro. Catherine lo consiguió con esos 15,17 metros a la inmortalidad y Mariana Pajón con su pequeña figura pedaleando hacia la gloria, en el podio sus lágrimas nos hacían contener la respiración. Oscar Figueroa por su parte nos sorprendió abriendo el camino dorado de la alterofilia, también un premio ya conseguido en Londres 2012. Los tres habían estado en el podio, la Pajón en lo más alto en ambos momentos.  

Merecen también un gran reconocimiento los que obtuvieron el diploma olímpico, un premio a quienes ocuparon entre el cuarto y octavo puesto en las finales:

El ciclista antioqueño Fernando Gaviria, que fue a los Juegos Olímpicos con la meta de subirse al podio, terminó cuarto en la prueba del ómnium, la posición hizo que este deportista fuera el más duro consigo mismo: "vine por la medalla de oro y me vine con la de cuero", eso lo ha hecho pensar en el retiro de la pista. Sin lugar a dudas un gran deportista, si pasa a la ruta le disputará etapas a Cavendish y a Peter Sagan.

Después en el mismo ciclismo se vivió uno de los mayores sinsabores: el amargo cuarto puesto de Fabián Puerta en el keirin. El inicio de la carrera fue suspendida en dos ocasiones por las infracciones de tres de sus rivales y al final no fueron suspendidos.

El último día de la olimpiada tuvimos en Jhonnatan Botero, ciclista de la especialidad, ciclismo de montaña la última oportunidad de medalla, sin embargo le alcanzó para diploma olimpico, llegó quinto.

Las pesas deporte más exitoso para Colombia, también puso su cuota con los diplomas. Habib de las Salas quedó en la sexta posición en la categoría de 56 kg; Lina Rivas levantó un total 216 kg; Ubaldina Valoyes anunció su retiro con un diploma olímpico; Leidy Solis fue cuarta, le faltó poco para conseguir el bronce; Mercedes Pérez alzó 234 kg, cuarto lugar; Andrés Caicedo levantó un total de 346 kilogramos que le sirvieron para quedar sexto. 
 
En la misma categoría de la gran Caterine Ibargüen, John Murillo con su salto triple, sorprendió con un quinto y aseguró diploma olímpico, los 17,09 le sirvieron también para superar el récord nacional.

Otro de los nuestros, el sin tocayo, Céiber Ávila,  quedó a un paso de las semifinales de boxeo luego de una controvertida decisión de los jueces, que para muchos fue un flagrante robo. Estas circunstancias lo han hecho pensar en dejar el deporte: "Me dan ganas no saber más de boxeo".

La selección masculina de fútbol logró el primer diploma olímpico en un deporte de conjunto, ha sido lo mejor en la historia del fútbol colombiano en los olímpicos. Aunque se esperaba más, por momentos pensamos que nos quedaríamos en la fase de grupos.

La lucha también aportó con Jackeline Rentería, la octava posición le mereció un diploma más y Carolina Castillo fue octava en los 48 kg.

En algunos deportes no se consiguió siquiera un diploma, pero se mejoró escalando, consiguiendo experiencia, fogueándose con los más grandes. Con seguridad en Tokio 2020 los veremos más arriba y sus nombres ocuparán las pantallas de tv, llenarán las tapas de los periódicos. Uno de ellos podría ser Josimar Calvo, que con certeza mejorará el 10° lugar que alcanzó en Rio.

Vivimos algo de nostalgia cuando las metas de algunos de nuestros deportistas no se cumplieron; conseguir el oro para darle una casa a su familia; la lágrimas de Yuberjen, Ingrit Loronea y Luis Mosquera, nos hicieron pensar en la humildad y las carencias de nuestros representantes. Esto sin embargo hizo que las promesas del gobierno aparecieran, esperemos que les cumplan a estos héroes; "el compromiso que tenemos con Yubjerjen es real. Aún no tenemos la casa, pero estamos gestionando para conseguirla"

Posiblemente no tienen porque el dinero lo desperdician o se lo apropian. Lo que destinen para estos medallistas que no solo cumplen con sus aspiraciones, sino que motivan a los demás colombianos para mejorar el desempeño alcanzado por ellos, será entonces una inversión que a futuro nos dará réditos.

Esperemos que los procesos no se detengan, que los ofrecimientos a los deportistas se concreten, que más dinero se deje en los presupuestos para los ciclos de formación y que en Tokio 2020 podamos volver a ilusionarnos.

Celio E. Pineda Rodríguez
@celiopineda 

jueves, 29 de septiembre de 2016

Un decisión que puede cambiar las cifras del conflicto de nuestra Colombia.



Después de cuatro años de conversaciones, El Gobierno Colombiano y las FARC, lograron consensuar acuerdos para dar finalización al conflicto, por lo menos con este grupo, el mayor de Colombia, el 26 de septiembre refrendaron con sus firmas dichos acuerdos, ahora los colombianos tenemos la oportunidad de decidir si los refrendamos o no. Entre muchos mecanismos para la participación democrática, se concluyó que el plebiscito era el camino.

Casi en sincronía con la firma, surgieron en una orilla los defensores a ultranza de la no aprobación de los acuerdos firmados en la Habana, por supuesto en la otra, el gobierno en la defensa del Sí. 

Para que los colombianos tomen una decisión negativa, la oposición se ha valido de cuanto ardid existe, usando los medios para expresar al unísono su rechazo, en muchas ocasiones, falto de argumentos (leer:la ley que se ‘aprobó’ en las redes sociales); su visión es que serán rechazados y que podremos sentarnos nuevamente para reiniciar el proceso. Eso sí, han encontrado apoyo por algunos medios que abren sus micrófonos y prenden sus cámaras para favorecer a los más acérrimos detractores (leer, el uribismo de Gurisatti se nota en RCN),
En sus tribunas nos hacen saber - desde la perspectiva de ellos -, primero de los miles de pesos que perderemos, o que tendremos que entregar para pagarle a los guerrilleros - para que nos hagamos a una idea propia leer páginas 66 y 67 de los acuerdos -, la inconveniente (para ellos) cercanía que tendrán en el congreso con los representantes de los desmovilizados que resulten elegidos, o las curules con voz pero sin voto que se den por dos periodos (pagina 63, lectura Semana) o afirmando que quienes tienen X hectáreas, se las van a quitar, porque son las que les dará a los guerrilleros, ver en la página del acuerdo, qué es lo que está previsto (página 12 Fondo de tierras, fuentes)


Pero se habrán preguntado, y no dudo que lo hayan hecho, sobre los millones, mejor dicho billones de pesos que asignamos anualmente a defensa (30 billones un año), principalmente para perseguir guerrilleros, o para darlos de baja - como expresan las fuerzas armadas - . Si hacemos un balance entre lo que se asignará como subsidio a los desmovilizados, lo que le cuesta al estado perseguirlos y los daños que se producen en infraestructura, de lo material,  las vidas humanas que se pierden, las pérdidas en flora y fauna cuando atentan contra oleoductos, será  mejor seguir en una guerra? (leer, Conflicto cuesta $ 12 billones al año).
Otro tema álgido han sido los indultos. Los mismos que están en contra en este proceso, hace unos pocos años indultaron de forma "express" a guerrilleros (Uribe concedió 130 indultos a las Farc cuando fue presidente) y les dieron en algunos casos miles de millones de pesos, se les cambio la identidad, se les buscó lugar en otro pais (guerrillero que huyó con un rehén viaja a Francia con novia y recompensa), adicionalmente quisieron hacer una reforma a la constitución para otorgar curules ( ver  Uribe ofreció curules sin condiciones a ‘paras’ y guerrillas), entonces estuvo bien porque era lo más nos convenía, porque eran gestos de buena voluntad del gobierno de turno, - la población aceptó que se tomara esa decisión -, la diferencia entonces, era que los cambios se harían vía acto legislativo, eso si con un congreso en manos del dirigente de turno, hoy se quieren refrendar por una vía democrática.
También han convencido a muchos colombianos, en su mayoría creyentes en Dios, que el perdón no puede ser posible en una sociedad conservadora, la misma sociedad que pregona igualdad, eso si que no tenga que ceder nada y menos los vaya a tocar. Ahora, para un país que se jacta de creyente, no se dan cuenta que en al menos 16 versos de la Biblia convocan al perdón ," De modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes, Colosenses 3:13". Será que para el que reza, estos versos de la Biblia solo son válidos los domingos de misa, para que nos perdonen los pecados de la semana.

Ahora si vemos en el contexto internacional, una de las razones por las que la inversión extranjera no ha sido la que se espera, sin duda es el conflicto interno, "Los choques generados por ataques de los grupos armados fomentan una amenaza en la estabilidad del estado ya que puede desincentivar la inversión extranjera directa". Quienes han tenido la posibilidad de viajar a otros países, seguramente son testigos de la percepción de los extranjeros sobre la seguridad en un nuestro país, si logramos que esto cambie, más personas nos visitarán, más empresas creerán en nosotros; consecuentemente, habrá más empleo.
Lo que se cedió en diferentes proceso

De lo que se ha cedido en el terreno de la participación política, en justicia deberíamos compararnos con lo ocurrido en los acuerdos de paz que se han aprobado en otros países, se leerá que lo que parecía imposible se logró, generando estabilidad y seguridad, ejemplos son los que sobran: Sudán, Sierra Leona, Guatemala, El Congo, Irlanda del Norte...( Leer, Seis casos de reconciliación para aprender en Colombia), en cada uno se consiguieron acuerdos en los que todos tuvieron otorgar desde curules en sus parlamentos, en algún caso la vicepresidencia, incluso en algunos de ellos, mucho más de lo que ha tenido que ceder en la caso Colombia (Ver gráfico).
  
El 2 de octubre de 2016, será histórico sin duda alguna, tanto si aprobamos o le decimos no a los acuerdos. En cualquier caso las generaciones futuras nos recordarán por la oportunidad que dejamos escapar si con una respuesta positiva logramos disminuir y en el mejor de los casos, eliminar las cifras que arroja el conflicto interno (Ver el conflicto colombiano en cifras), recordemos son al menos 50 años en nuestra historia reciente.

Cualquiera que se su lectura, debe contribuir por lo menos a diminuir las cifras de abstención - 60% - , le hace daño a una sociedad que critica mucho, pero a la hora de decidir deja que otros lo hagan. Usemos ese derecho constitucional. 

Si ser santista, menos uribista, o todos los insto a salir a votar por una Colombia distinta.

Celio E. Pineda Rodríguez -
@celiopineda