miércoles, 1 de abril de 2015

Es posible sobrevivir en una motocicleta

En Bogotá y en las principales ciudades de Colombia, los monumentales trancones se han convertido en parte de la vida cotidiana, lo que hace que el día a día de los ciudadanos sea cada vez más estresante. Este panorama lleva a muchos a cuestionar y maldecir a quienes administran las ciudades, ya que parece que poco se hace para mejorar la situación. Una de las medidas implementadas fue la restricción vehicular, conocida como el pico y placa, que hoy en día podría interpretarse como una limitación al derecho a vivir en ciudades que brinden bienestar.

En cualquier parte de Bogotá, la desesperación por llegar a tiempo al trabajo o regresar a casa para descansar es palpable. Se buscan alternativas: desvíos, rutas más rápidas o incluso la irracional medida de salir de casa con dos horas de anticipación para recorrer apenas 20 kilómetros.

Además de la ineficiencia de las autoridades, los atascos son provocados por diversas razones: desde un vehículo varado, hasta conductores indisciplinados que parquean en zonas prohibidas, reduciendo los carriles y afectando la fluidez del tránsito. Un choque simple puede generar discusiones innecesarias, y uno más grave podría acabar con la vida de conductores o peatones. A esto se suman los curiosos que reducen la velocidad no para ayudar, sino para observar y crear su propia historia, un reflejo de la morbosidad presente en nuestra sociedad.

Si bien antes la mayoría de los accidentes involucraban automóviles, la situación ha cambiado. Hoy en día, es común encontrar motos accidentadas, muchas veces con trágicas consecuencias. A diferencia de los automóviles, los motociclistas suelen quedar en una situación más delicada, donde, por ejemplo, los curiosos solo pueden identificar el género del accidentado debido a la imposibilidad de retirar los cascos, lo que oculta las expresiones faciales.

El número de accidentes ha ido en aumento, casi al mismo ritmo que crece la cantidad de motos en las calles. Este es un problema grave tanto para Colombia como para el mundo, con diversas causas que ilustran esta problemática.

¿Por qué tantos accidentes?

El desmedido aumento de motos en Bogotá, facilitado por su fácil adquisición, la imprudencia de algunos motociclistas, la falta de pericia de otros, el exceso de confianza en la conducción, y en algunos casos la intolerancia tanto de conductores de motos como de automóviles, son factores que se suman al mal estado de las vías.

¿Qué hacer para sobrevivir en una moto?

Existen numerosos sitios web con consejos para preservar la vida al conducir una moto. Estos son útiles tanto para los motociclistas como para quienes convivimos con ellos en las calles. Sin estar sobre una moto, podemos observar a quienes zigzaguean entre carros, intentan pasar por espacios extremadamente estrechos, o imitan a pilotos como Rossi o Márquez, expertos en velocidad, pero en pistas de carrera.

Algunas recomendaciones preventivas no están de más. Aunque su finalidad es preventiva, ignorarlas puede derivar en situaciones de riesgo y arrepentimientos posteriores:

  • Aprender a conducir y conocer la motocicleta: No es lo mismo manejar una scooter de menos de 100 cc que una moto de 1000 cc. A mayor potencia, mayor cuidado, y también mayor el riesgo.
  • Conducir a la defensiva: Mantener una velocidad segura permite maniobrar más fácilmente.
  • Guardar y exigir distancia de seguridad: En caso de emergencia, esta distancia puede facilitar las maniobras.
  • Evitar conducir bajo la lluvia: Las vías se vuelven resbaladizas y la visibilidad disminuye considerablemente.
  • Asegurarse de ser visible: Mantenerse en el ángulo de visión de los espejos de otros vehículos, usar material reflectante y mantener las luces encendidas.
  • Recordar que las calles no son pistas de carreras: Las velocidades extremas deben reservarse para autódromos, donde existen medidas de seguridad como zonas de escape y camas de arena.
  • No suponer que los demás anticiparán tus movimientos.
  • Estar atentos a las condiciones de las vías: En Bogotá no podemos confiar en que las calles estén en perfectas condiciones.
  • Usar equipo de protección adecuado: Casco, botas, guantes y protectores no son solo para cumplir con una norma, sino para proteger la vida.
  • Respetar las normas del Código de Tránsito: Más allá de evitar sanciones, lo más importante es preservar la vida, que no tiene reposición.

Además de seguir estas recomendaciones, los motociclistas deben ser conscientes de los riesgos que implica conducir una moto.

Aunque la mayoría de los motociclistas son ciudadanos comunes que utilizan la moto como medio de transporte o de trabajo, también las autoridades de tránsito las usan. Es fundamental que estas autoridades no solo se preocupen por sancionar, sino que cumplan con las normas, usando apropiadamente los cascos y respetando las señales de tránsito.

Por último, las autoridades deberían promover programas formativos para los motociclistas que fomenten una conducción segura, así como endurecer los requisitos para la adquisición de una moto. Esto ayudaría a desincentivar su uso, conscientes de que no hemos logrado ofrecer una movilidad adecuada en nuestras ciudades.

Finalmente, en cada hogar hay alguien que espera que el día termine bien, y que todos lleguemos sanos y salvos, sin importar el vehículo que utilicemos para salir o regresar a nuestros destinos.

Santiago de Tunja, la historia en presente

Cinco de la tarde, caminando por calles adoquinadas, a los costados, construcciones con influencia arquitectónica española, un viento frío que recorre las calles, 2 810 msnm marca el GPS, sus habitantes muchos todavía se guarecen del frío vistiendo un ruana, estamos en el centro histórico de Tunja, el clima parece más helado para el visitante, para el tunjano es costumbre, no un esfuerzo.

Algunos conocen la capital del Departamento de Boyacá como Santiago de Tunja, sin embargo no es oficialmente el nombre, al parecer tiene que ver con la división parroquial, algunas instituciones religiosas usan ese impactante nombre. La ciudad, como la queramos llamar, está emplazada al norooriete de Colombia, la zona un poco árida en suelos, pero de riqueza histórica, exuberante desde la misma conquista hasta la creación de la República de Colombia. 

Plaza Real de Tunja
Para llegar a Tunja de Bogotá; se gastan poco más o menos dos horas, aunque en un futuro no muy lejano, esperamos que el tiempo se reduzca, terminada la doble calzada; de Chiquinquirá un hora; de Bucaramanga, algo más de cinco horas.

Para quien ha decidido destino Tunja dispone de cultura, arquitectura, y de una diversidad educativa principalmente en educación superior.
El Festival Internacional de la Cultura de Tunja ofrece a los colombianos desde 1973, una variada oferta cultural, tuvo su inicio con la Orquesta de Cámara de Leipzig y la Orquesta Sinfónica de Boston, la situación evolucionó considerando que todos los géneros tienen su propia belleza musical; se mezclan la música popular con los refinados compases de la clásica, sin embargo la música no es el único arte presente; danza, literatura, artes plásticas, cine y el patrimonio cultural.

En torno a la arquitectura; Catedral de Tunja, de gótico-isabelinos con detalles platerescos del renacimiento español. El templo de Santa Clara la Real, el de San Francisco, San Laureano y Santa Bárbara. Plaza Real de Tunja.

Pozo de Donato
Como parte de la cultura precolombina, al norte de Tunja y cerca de la UPTC, la cultura muisca contaba con un sitio sagrado en la ciudad de Hunza, hoy popularmente conocido como el Pozo de Donato, pero como etiqueta la Cámara de Comercio; Laguna de Hunzua - en homenaje al primer Zaque de Tunja -, es además un parque y museo arqueológico. El sitio está lleno de leyendas algo inverosímiles. Como parte de la leyenda, los proverbios también surgieron; ante una deuda de dudoso recaudo,"cayó al pozo de donato", !esa platica se perdió!.

La tranquilidad, las cortas distancias, han hecho de Tunja, algo parecido a una Ciudad Universitaria, varias instituciones de educación superior ofrecen sus programas en esta ciudad: Universidad de Boyacá, Universidad Antonio Nariño, Escuela Superior de Administración Pública, Cread Universidad Javeriana, Universidad Santo Tomás y la Fundación Universitaria Juan de Castellanos que nació en esta ciudad, es un institución de vocación confesional religiosa, el nombre de se debe al cura, poeta y cronista español, quien vivió sus últimos años en Tunja -. En el ámbito público quizá el más reconocido centro de educación superior; La Universidad Pedagógica y Tecnológica de Colombia. 

La propuesta universitaria es muy grande para una ciudad de poco menos de doscientos mil habitantes - sobran cupos para boyacenses, muchos se matriculan y son procedentes de Bogotá -, quizá por esto se pueden ver estudiantes de diversas regiones de la geografía colombiana.
 
Para el apasionado por el fútbol, Tunja pasó de tradición cero fútbol a contar con dos equipos en la primera división del fútbol profesional colombiano; Patriotas F.C., y Boyacá Chicó, este último campeón en una oportunidad, el estadio La Independencia invita a los tunjanos cada fin de semana a disfrutar del fútbol.
Puente de Boyacá

La cercanía de algunas ciudades y lugares históricos; Villa de Leyva, Pantano de Vargas, Puente de Boyacá , convierten a Tunja el epicentro de la Ruta Libertadora.

Si su propósito es conocer Colombia, quédese unos minutos en Tunja, le fascinará, será un estancia fenomenal, se le convertirá en familiar, regresará feliz; en últimas más de las tres efes con las que peyorativamente se refieren algunos.

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