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domingo, 10 de noviembre de 2024

Entre aguas turbias y solidaridad: crónica de un caos en la Autopista Norte

Desde el 13 de noviembre de 1985 no había vivido un evento con tanta tensión. En aquella ocasión fue la avalancha del Nevado del Ruiz, que se llevó a más de 23 mil personas. Hoy, esa angustia volvió a instalarse en mí, esta vez por otro desastre natural: una inundación en la Autopista Norte, entre las calles 190 y 222. Lo que experimentamos fue un reflejo de la inoperancia de nuestras autoridades distritales, e incluso de quienes ostentan los más altos cargos en nuestra querida república. No obstante, en medio del caos, también hubo un lado positivo: conocimos a personas que, de no ser por este suceso, jamás habríamos cruzado en nuestras vidas. Gente que ofreció su ayuda desinteresadamente, conformándose con un simple "gracias" como recompensa, lo cual fue una grata sorpresa en un día tan difícil.

El día comenzó como cualquier otro. Me levanté a las 4 a.m. con la radio encendida y me permití unos minutos de pereza, aprovechando que no tenía restricción vehicular. Salí de casa a la hora de siempre, encontrándome con el tráfico habitual. El horizonte se teñía de un tono rojizo, pero no le di mayor importancia. Sin clases presenciales por la salida de campo de mis alumnos, aproveché para dar indicaciones finales a algunos sobre sus proyectos. Luego, me sumergí en un curso virtual, seguido de una reunión online por la tarde. Al terminar mis obligaciones, llené un formulario crucial para mi vida y, con el día laboral cerrado, me dispuse a salir en mi carro, como de costumbre.

La lluvia de esa tarde parecía inofensiva al principio, solo una más de las tantas que mojan la ciudad. Pero al acercarme a la Autopista Norte, noté que la vía ya estaba encharcada y llena de huecos, algo que, siendo sinceros, es lo normal por aquí. Apenas avancé unos 100 metros sobre la autopista cuando nos quedamos todos atascados en un monumental embotellamiento. Lo que comenzó como una simple fila de autos pronto se transformó en un caos total. 

Lo primero que llamó mi atención fue ver cómo las motos invadían la ciclovía, buscando desesperadamente algún escape. La inundación no tardó en llegar; en cuestión de minutos, la vía se anegó y pronto no hubo más opción que abandonar los vehículos. Solté algún improperio cuando el agua me alcanzó "hasta la cintura" (aunque, siendo honestos, a otros quizás no tanto), lo cual tampoco dice mucho, considerando mi baja estatura. Para colmo, el agua estaba en un estado deplorable. Ya a salvo en la orilla, me encontré con Laura, una colega de la UDCA, que también estaba viviendo la misma odisea. Fue entonces cuando recibí la primera sorpresa positiva de la noche: su familia, que llegó al rescate, nos ofreció algo de comida y bebida. Un gesto sin duda muy grato en medio del caos.

A partir de ahí, el panorama fue de una solidaridad improvisada que, aún en la adversidad, dejó una impresión imborrable. La Cruz Roja, el cuerpo de bomberos, un grupo de altruistas en vehículos 4x4 y botes inflables se movilizaron para rescatar a niños y personas con movilidad reducida habían quedado atrapados en rutas escolares o que también habian tenido que abandonar su carros. 

La ciclovía se convirtió en una vía de emergencia para cuatrimotos, buggies y otros vehículos especiales que ayudaban en los rescates. Mientras tanto, dos helicópteros sobrevolaban la zona, sin que entendiera su propósito; desde abajo, parecía que con un solo sobrevuelo habría sido suficiente para evaluar la situación. Quemaron combustible inútilmente cuando la verdadera ayuda debía llegar por tierra, o mejor dicho, por el río improvisado en que se había convertido la autopista.

Hacia las once de la noche, cuando el nivel del agua empezó a bajar, comenzaron a remolcar los vehículos. Muchos con certeza la electrónica destrozada. Sin embargo, los más grandes —buses del SIT, volquetas y tractomulas— encendieron sin problema. Los voluntarios en sus todoterrenos, coordinando con bomberos y la Cruz Roja, se convirtieron en los héroes de la noche, dando instrucciones, enganchando carros y empujando con una energía inagotable. Logré llegar a la calle 198, donde, después de casi 10 horas en el frío, tomé mi primera bebida caliente. Creí que la hipotermia se apoderaría de mí, pero al menos un cigarro (sí, mal hábito, lo sé) me devolvió algo de calor.

Con la ayuda de un mayor de la policía, transferí el pago al conductor de la grúa, quien finalmente me permitió dejar el carro en un parqueadero para que el seguro lo tomara en custodia y realizara las evaluaciones correspondientes. Mi última sorpresa, y esta vez positiva, fue que los oficiales de policía se ofrecieron a llevarme hasta casa. No me hice rogar; a las 3:30 de la mañana del 7 de noviembre, por fin llegué. Un baño era necesario después de haber estado expuesto al agua contaminada del caño de la Autopista Norte. Luego, una taza de leche caliente con un toque de café, y a dormir.

Esta noche fue más que una prueba de paciencia; fue un recordatorio de lo que significa mantenerse en pie ante la adversidad. No se trató solo de cruzar una autopista convertida en río, sino de comprender que, a pesar de las fallas sistémicas de quienes administran nuestra ciudad, seguimos adelante. Al final, no sé si mi auto volverá a encender, pero sí sé que experiencias como esta nos enseñan que, aunque estemos a la deriva, siempre existen formas de encontrar un camino seguro, incluso si es gracias a la ayuda desinteresada de manos desconocidas.

domingo, 12 de junio de 2016

Cómplices del trabajo infantil

Los semáforos bogotanos en ocasiones sirven para aliviar la tensión generada por la conducción, en otras para incrementarla; cuando apenas aparece el amarillo: se pita, se "cambian luces" o se acelera, como sea, se pueden ver a algunos ciudadanos aprovechando los segundos en rojo para convencer a los conductores con sus peticiones; unos realizando una actuación relámpago, esperando recibir algo de compensación por su trabajo, quien lo juzga bueno, con la mano izquierda mostrará la ansiada moneda; otros que posiblemente lo agobien, los limpiadores de vidrios y los vendedores de mil cosas.  

En esta última categoría, la de los vendedores, aparte de los adultos, podrá observarse tristemente, la presencia de menores, y entre estos, muchos niños con edades entre 1 a 10 años, unos utilizados porque son bebés, otros porque tienen o son obligados a "hacer algo por sus familias", y otros más porque quieren tener dinero propio.

Cambiando de escenario la situación de los niños trabajadores no será diferente; en las plazas de mercado, en el sector agropecuario o el trabajo doméstico. En estos lugares, muchos niños realizan actividades propias de adultos; cargando pesos que superan su propia capacidad, haciendo jornadas muy largas, superiores a las de muchos adultos - con esfuerzo los que tienen contrato cumplen los horarios -.

¿Pero acaso son muchos lo niños que trabajan?, ¿cuáles son la cifras sobre trabajo infantil en Colombia?. En informe del Departamento Nacional de Estadísticas - DANE -: la tasa de trabajo infantil (TTI) fue 9,7% en el trimestre octubre – diciembre de 2013 -, para hombres fue 12,5% y para mujeres 6,6%, en la población de 5 a 14 años la TTI fue 5,6% y  de los 15 a 17 años fue 23,1%. Entre los sectores que más emplean menores se destacan: comercio, hoteles, agricultura, industria, transporte, actividades agrícolas y la lista continúa.

¿Qué origina el problema?. De acuerdo con la Organización Internacional del Trabajo, las causas para que exista el trabajo infantil son diversas: pobreza, violencia intrafamiliar, patrones culturales, permisividad social, falta de oportunidades; falta de cobertura, calidad y cumplimiento de la obligatoriedad de la educación, y algunas contradicciones normativas.

¿Qué implicaciones tiene que un niño sea sometido al trabajo?. La afectación puede ir desde un desarrollo infantil truncado, hasta la imposibilidad de compartir actividades propias de sus edades. En la mayoría de los casos no pueden realizar la formación en la educación básica - obligatoria -  y menos la media, en casos extremos; los accidentes podrán derivar en lesiones permanentes por la carga de pesos superiores a la resistencia de los infantes. Algunos combinan el trabajo con la educación; mezcla indeseable que ocasiona un detrimento en el rendimiento académico, seguramente inferior al promedio; el cansancio produce disminución en la atención; adicionalmente no tendrán tiempo para realizar tareas escolares, y mucho menos, tendrán tiempo para realizar actividades recreativas. 

En el plano internacional, la UNESCO plantea que el problema del trabajo infantil probablemente "es el único gran obstáculo para brindar educación a todos los niños". Según la La Oficina Internacional del Trabajo, algo cercano a los 250 millones de niños son utilizados como mano de obra barata, sus edades oscilan entre los 5 y 17 años.

Conscientes de las cifras, los ciudadanos del semáforo que quizá dieron alguna moneda a un chico, fue porque lograron conmoverlos o les rompieron el corazón con sus desesperanzados ojos. Involuntariamente, estarán incentivando a los irresponsables adultos para que sigan utilizando los niños en el trabajo, que cuando no conseguen algún centavo, la consecuencia será un maltrato inmediato.

¿Qué hace el Estado Colombiano alrededor del tema; primero, para reducir el trabajo infantil y después para erradicarlo?. Teóricamente se está cumpliendo con los acuerdos alcanzados en la Convención sobre los Derechos del Niño, aprobada en 1989 por la Asamblea General de las Naciones Unidas - Art. 32 - "Los Estados Partes reconocen el derecho del niño a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo que pueda ser peligroso o entorpecer su educación, o que sea nocivo para su salud o para su desarrollo físico, mental, espiritual, moral o social". 

Probablemente, las entidades gubernamentales lo intentan, en el caso colombiano, reconociendo por lo menos el problema. En la página web del bienestar familiar, aparece este mensaje: "Si los niños y niñas realizan tareas o actividades a cambio de dinero, de alimentos básicos, o para provecho de un adulto que les obliga a trabajar, lo que afecta su salud, su desarrollo físico y psicológico y les impide ir a clases, estas actividades se consideran trabajo infantil.", si esta es la lectura, ¿porqué siguen viéndose niños en los semáforos?.
 
Posiblemente la responsabilidad también la tienen organismos como la Defensoría del Pueblo, los personeros municipales - Art. 178 Ley 136/94 -, obligados a velar por el cumplimiento de los derechos fundamentales y los mismos ciudadanos con el mecanismo de veeduría - Ley 850 de 2013 -. Desafortunadamente los llamados de atención hechos por los funcionarios, van entorno a los problemas que dan más segundos en la tv o entrevistas en la radio y prensa escrita; podrían ser más humildes y cumplir con su funciones sin esperar que se las reconozcan públicamente.

Cada ocasión en la que veamos una persona pidiendo limosna, utilizando un niño dormido a la intemperie, un menor de edad obligado a trabajar, deberíamos denunciarlo y evitar alimentar el problema con alguna moneda.

Vínculos de interés:


DANE . 2014. Trabajo infantil, Octubre-Diciembre 2013. Informe de Prensa. Disponible en: https://www.dane.gov.co/files/investigaciones/boletines/ech/jobinfantil/bol_trab_inf_2013.pdf.

Agencia de información laboral. La problemática del trabajo infantil en Colombia: muchas aristas y pocas soluciones —Informe especial— Disponible en:http://www.ens.org.co/index.shtml?apc=Na--;5;-;-;&x=20167982

La niñez colombiana en cifras. 2002. Disponible en: http://www.unicef.org/colombia/pdf/cifras.pdf

MELVA DÍAZ BETTER. Trabajo infantil en Colombia Las apuestas del Plan Nacional de Desarrollo y la estrategia de política. Disponible en: http://asocajasrevistamasvida.asocajas.org.co/index.php/revista-mas-vida-no-12/82-trabajo-infantil-en-colombia 

Comité Insterinstitucional Nacional. Estrategia nacional para prevenir y erradicar las peores formas de trabajo infantil y proteger la jóven trabajador 


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sábado, 24 de octubre de 2015

Elección 2015 por el futuro de una Bogotá mejor

Mañana domingo 25 de octubre los colombianos tendremos la posibilidad de elegir: Gobernadores, Alcaldes, Diputados a la Asamblea, Concejales y Ediles. Utilizar el derecho al voto nos dará la posibilidad de criticar, avalar y caso de necesidad revocar un mandato. Una posición indiferente, no ayuda, no permite cambios, hará que las minorías decidan por todos.

Los bogotanos y los que vivimos en Bogotá debemos tomar una posición responsable frente al panorama que vive la ciudad, por ejemplo en cuanto a tránsito automotor, nuestra ciudad ha sido calificada como una de las peores para conducir; una situación de movilidad que pareciera indiferente a los últimos alcaldes. Cada que se utiliza un vehículo para ir al trabajo o sencillamente para hacer una "vuelta", el ciudadano se pregunta: qué está haciendo el que administra al ciudad?, le importa poco el problema?, deberían reducirse los impuestos por el mal estado de las vías, por los trancones?.

Quizá la movilidad sea el tema que representa el mayor reto para mejorar la calidad de vida de los bogotanos, los candidatos unánimemente están de acuerdo con que una de las soluciones es la construcción del metro; elevado, subterráneo o como sea - la gente espera que de una vez por todas lo hagan -. Parece que complementarán el metro con la construcción de más líneas de transmilenio, obviamente más vías o por lo menos hacerlas más transitables. Quienes tenemos que usar las vías, en automóvil o en servicio público, debemos soportar su mal estado, por ejemplo, la mal llamada autopista norte, que aparte de encontrarse siempre en reparación, sus malos diseños se han complementado con obras  que la afectan negativamente; la terminal de transportes del norte, construida justo donde aumenta el represamiento causado por la reducción de carriles, aumentado los tiempos de desplazamiento.

El nuevo mandatario tendrá el reto enfrentar muchos más asuntos identificados como problemáticas actuales, otros más para evitar que las situaciones se repitan o prever la aparición de nuevos. 

Finalmente después de las 4 pm del domingo 25 sabremos cuál encuesta tenía razón, quién asumirá la responsabilidad para la posición a la que haya puesto a consideración su nombre, la felicidad embargará no solo al elegido sino a sus seguidores, los demás con las caras largas y las fiestas canceladas, tendrán que esperar otro periodo para volver a someter sus nombres.
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Celio E. Pineda Rodríguez
Twitter: @celiopineda


miércoles, 1 de abril de 2015

Es posible sobrevivir en una motocicleta

En Bogotá y en las principales ciudades de Colombia, los monumentales trancones se han convertido en parte de la vida cotidiana, lo que hace que el día a día de los ciudadanos sea cada vez más estresante. Este panorama lleva a muchos a cuestionar y maldecir a quienes administran las ciudades, ya que parece que poco se hace para mejorar la situación. Una de las medidas implementadas fue la restricción vehicular, conocida como el pico y placa, que hoy en día podría interpretarse como una limitación al derecho a vivir en ciudades que brinden bienestar.

En cualquier parte de Bogotá, la desesperación por llegar a tiempo al trabajo o regresar a casa para descansar es palpable. Se buscan alternativas: desvíos, rutas más rápidas o incluso la irracional medida de salir de casa con dos horas de anticipación para recorrer apenas 20 kilómetros.

Además de la ineficiencia de las autoridades, los atascos son provocados por diversas razones: desde un vehículo varado, hasta conductores indisciplinados que parquean en zonas prohibidas, reduciendo los carriles y afectando la fluidez del tránsito. Un choque simple puede generar discusiones innecesarias, y uno más grave podría acabar con la vida de conductores o peatones. A esto se suman los curiosos que reducen la velocidad no para ayudar, sino para observar y crear su propia historia, un reflejo de la morbosidad presente en nuestra sociedad.

Si bien antes la mayoría de los accidentes involucraban automóviles, la situación ha cambiado. Hoy en día, es común encontrar motos accidentadas, muchas veces con trágicas consecuencias. A diferencia de los automóviles, los motociclistas suelen quedar en una situación más delicada, donde, por ejemplo, los curiosos solo pueden identificar el género del accidentado debido a la imposibilidad de retirar los cascos, lo que oculta las expresiones faciales.

El número de accidentes ha ido en aumento, casi al mismo ritmo que crece la cantidad de motos en las calles. Este es un problema grave tanto para Colombia como para el mundo, con diversas causas que ilustran esta problemática.

¿Por qué tantos accidentes?

El desmedido aumento de motos en Bogotá, facilitado por su fácil adquisición, la imprudencia de algunos motociclistas, la falta de pericia de otros, el exceso de confianza en la conducción, y en algunos casos la intolerancia tanto de conductores de motos como de automóviles, son factores que se suman al mal estado de las vías.

¿Qué hacer para sobrevivir en una moto?

Existen numerosos sitios web con consejos para preservar la vida al conducir una moto. Estos son útiles tanto para los motociclistas como para quienes convivimos con ellos en las calles. Sin estar sobre una moto, podemos observar a quienes zigzaguean entre carros, intentan pasar por espacios extremadamente estrechos, o imitan a pilotos como Rossi o Márquez, expertos en velocidad, pero en pistas de carrera.

Algunas recomendaciones preventivas no están de más. Aunque su finalidad es preventiva, ignorarlas puede derivar en situaciones de riesgo y arrepentimientos posteriores:

  • Aprender a conducir y conocer la motocicleta: No es lo mismo manejar una scooter de menos de 100 cc que una moto de 1000 cc. A mayor potencia, mayor cuidado, y también mayor el riesgo.
  • Conducir a la defensiva: Mantener una velocidad segura permite maniobrar más fácilmente.
  • Guardar y exigir distancia de seguridad: En caso de emergencia, esta distancia puede facilitar las maniobras.
  • Evitar conducir bajo la lluvia: Las vías se vuelven resbaladizas y la visibilidad disminuye considerablemente.
  • Asegurarse de ser visible: Mantenerse en el ángulo de visión de los espejos de otros vehículos, usar material reflectante y mantener las luces encendidas.
  • Recordar que las calles no son pistas de carreras: Las velocidades extremas deben reservarse para autódromos, donde existen medidas de seguridad como zonas de escape y camas de arena.
  • No suponer que los demás anticiparán tus movimientos.
  • Estar atentos a las condiciones de las vías: En Bogotá no podemos confiar en que las calles estén en perfectas condiciones.
  • Usar equipo de protección adecuado: Casco, botas, guantes y protectores no son solo para cumplir con una norma, sino para proteger la vida.
  • Respetar las normas del Código de Tránsito: Más allá de evitar sanciones, lo más importante es preservar la vida, que no tiene reposición.

Además de seguir estas recomendaciones, los motociclistas deben ser conscientes de los riesgos que implica conducir una moto.

Aunque la mayoría de los motociclistas son ciudadanos comunes que utilizan la moto como medio de transporte o de trabajo, también las autoridades de tránsito las usan. Es fundamental que estas autoridades no solo se preocupen por sancionar, sino que cumplan con las normas, usando apropiadamente los cascos y respetando las señales de tránsito.

Por último, las autoridades deberían promover programas formativos para los motociclistas que fomenten una conducción segura, así como endurecer los requisitos para la adquisición de una moto. Esto ayudaría a desincentivar su uso, conscientes de que no hemos logrado ofrecer una movilidad adecuada en nuestras ciudades.

Finalmente, en cada hogar hay alguien que espera que el día termine bien, y que todos lleguemos sanos y salvos, sin importar el vehículo que utilicemos para salir o regresar a nuestros destinos.

domingo, 23 de noviembre de 2014

Los artistas del semáforo disminuyen las cifras de desempleo

El gobierno colombiano muestra cifras de desempleo que parecen muy alentadoras, sin embargo en los indicadores se incluye el empleo informal. Dentro estos empleados se encuentra que muchos de esos colombianos tienen como lugar de trabajo el semáforo, se aprovechan de los treinta o más segundos que permanece en rojo; sus clientes: los conductores de carros detenidos por obligación.

En los cruces de calles encontramos los que permanecen horas y horas por ahí, casi siempre bajo un sol abrazador, se nota en sus rostros que no tienen con qué para aplicarse el bloqueador. Algunas de estas personas esperan llamar la atención al ocasional conductor de carro que ha asegurado la parada aplicando el freno de mano, o que quizá subió el vidrio de la ventana de su vehículo por prevención o para evitar la interacción con el exterior. Entre los carros se vende, se pide limosna, alguien ofrece un espectáculo, quizá un lisiado, otro que parece ciego porque lleva un lazarillo, uno más que lleva un arrugado cartel con un mensaje escrito a mano y tinta algo diluida, nos hace saber que es desplazado; en últimas, muchos esperan que se compadezcan de sus carencias. En cualquier caso esperan que la respuesta sea la misma, una moneda - limosna-. Otros, sin embargo, de manera  más valorable, aspiran hacer una venta: la de un dulce, una fruta exótica, un bolsa para la basura, la bandera nacional cuando juega la selección o celebramos las fiestas patrias, cualquier artilugio para el vehículo o la casa, y el que tiene montado un espectáculo para ganar un centavo.

Este último, es un trabajador del semáforo, el artista callejero, que utiliza como escenario el marco que generan las luces rojas del semáforo vehicular en la parte superior y las verdes del semáforo peatonal por los costados; sin pagar el gasto energético de los leds*, aprovecha los cambios programados para adornar su actuación. Treinta o más segundos que deben suficientes para lograr llamar la atención de los espectadores, y convencer para que le paguen por su acto.

Uno de estos "shows", es el del malabarista con tres o cuatro machetes que hace danzar en el aire. El sonido metálico hace que la mirada de los pasajeros de los vehículos y la del ciudadano que casualmente pasa por allí se fije en el espectáculo y admire o sencillamente sienta algo de escalofríos por algún fortuito fallo. Terminada su actuación, cien, doscientos, y con menor frecuencia quinientos pesos, aparecen por las ventanillas de los conductores para dar un reconocimiento a su trabajo. Las luces cambian, la satisfacción del artista se siente por lo recibido, un breve descanso y un nuevo público estaciona para ver al desconocido artista. La luces amarillas indican que los espectadores se renovarán. Si estuviéramos por ahí mucho tiempo, los recambios de público serán incontables.

En otra parte de la ciudad, las mismas luces rojas, verdes y amarillas adornan otra actuación: la de dos acróbatas, una chica de cuerpo no tan estilizado, con una sonrisa permanente, algo de maquillaje llamativo, y un hombre de atlética apariencia, que con fuerza y precisión, asegura no solo la integridad de la niña, sino realizar una arriesgada maniobra para lograr un acto más espectacular. La respiración se contiene por la ejecución de estos acróbatas, con tranquilidad se observa que todo ha salido bien. Culminada la actuación extienden sus manos entre los carros, esperan su recompensa.

Muchos semáforos, muchos lugares de la ciudad, disfrutan al mismo tiempo de cientos de espectáculos. Bailarines, artistas de circo, más malabaristas, quizá la excepción sea la del tragafuegos que debe esperar que la noche llegue para que la visibilidad de esta tea humana sea más llamativa; la boca de este personaje despedirá una y otra vez una bocanada de fuego. Al final el desagradable sabor del querosene será compensado con una moneda, haciendo olvidar el aliento a combustible. Eventualmente alguna herida hará pensar en el abandono, sin embargo podrá más la necesidad de alimento para quienes le esperan en casa.

Muchos de estos "artistas" no terminan su actividad en los semáforos, continúan en sus hogares practicando, repitiendo, perfeccionando, garantizando un pago, y en otros, la propia vida de sus familias.

Aunque es agradable apreciar la destreza de estos colombianos que deben acudir a una calle para ganar el sustento diario, desilusiona que el Estado no pueda cumplir con las promesas de creación de más empleos y sí que se favorezca más a otros que quieren vivir de subsidios y hacen menos por el trabajo.

*Diodo de material semiconductor que emite luz al aplicar una tensión eléctrica, y que se utiliza para componer imágenes en pantallas de diversos instrumentos, como calculadoras, relojes digitales. RAE

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domingo, 10 de agosto de 2014

La cultura graffiti, un hobby de alto riesgo

En muchas ciudades hemos pasado de unos muros plagados de publicidad repetida, que invitan a conciertos, nos avisan de fallecimientos, - en la mayoría, sino todos, de desconocidos -,  perros que se buscan;  a otros llenos de colorido, con mensajes sociales, o de proclamaciones de amor, y en muchos más, posiblemente insultantes. A estas pinturas o mensajes, es lo que han llamado, "el arte urbano o graffiti".

El llamado graffiti ha cobrado una inusitada importancia, por el número y por el tamaño de la pinturas o mensajes, plasmados en muros en los que, jóvenes, y
Escenario de Diego Felipe Becerra
mayores,  estampan sus manifestaciones 
. Esa importancia ha sido potenciada por acontecimientos nada deseables de la vida nacional, no por el graffiti mismo, sino por la muerte de algunos de sus representantes. El primero, un bogotano, Diego Felipe Becerra,  muerto hace ya tres años, al parecer, cayó asesinado cerca a una de sus obras. Por ahora la trama con la que se encubrió el crimen, no ha logrado desvelarse completamente. El segundo Israel Hernández, muerto por el uso desmedido de la fuerza policial, era un joven colombiano residente en Miami. Las autoridades policiales presentes han intentado justificar la muerte, la razón, fue sorprendido,  - el 6 de agosto de 2013 - pintando graffitis en una pared exterior de un local abandonado de Mc Donalds en Miami Beach. El caso no se ha podido cerrar,  la policía no ha aportado lo que le corresponde. Un tercero, Justin Bieber, cantante canadiense, que a su paso de trabajo por Bogotá, fue autorizado para fungir de miembro de esta cultura, su intención llamar la atención a toda costa, hizo unos graffitis en la calle 26, por equidad con los graffiteros colombianos, han sido borrados, al final su logro, una muerte artística.
Gritos por la justicia
Bogotá puede ser una de las ciudades colombianas donde más se ven los graffitis. Pero ¿dónde surge la expresión?, el diccionario Oxford la define como: escribir o hacer dibujos garabateados, rayando o rociado pinturas ilegalmente en una pared u otra superficie en un lugar público.
Para el diccionario del arte, el término es aplicado a una disposición de marcas, que desde la institucionalidad son ilícitas, en las que ha habido un intento de establecer algún tipo de composición coherente: esas marcas son hechas por un individuo o individuos (en general nos son artistas profesionales ) sobre una pared u otra superficie que suelen ser visibles al público (1), sin embargo el origen se remonta a los años 60 en New York, el primer "artista" del graffiti firmaba TAKI 183 (2), un joven mensajero de nombre Demetrius que pintaba su firma en los sitios donde hacia sus entregas, a partir de ahí, otros lo imitaron.

Los que siguieron a este neoyorquino, hoy por hoy, se les ve "armados" con un aerosol, vestidos en sudadera con capota y visera, prendas necesarias para ocultar su identidad, habrá algunos que se amparan en la oscuridad de la noche, otros más, la soledad de los muros, o las construcciones abandonadas, lo común, sus diseños bajo el brazo, en un colorido cuaderno.
Av. Ciudad de Cali- Cerca Juan Amarillo
Los graffitis, en general no se ciñen por reglas artísticas, expresan la libertad del autor, por esto, algunos son verdaderamente complejos y otros, frases muy sencillas, en muchos casos expresan; gritos de violencia, en otros; afecto, en muchos más; una forma de hacer oposición.

Las obras que pintan, muchas sino todas, han sido pintados sin obtener los permisos, cargadas de la adrenalina que produce lo prohibido. Tener una autorización haría que se caiga en el muralismo.

Templo Copacabana - Bolivia
La fuerte influencia que han logrado en las ciudades ha hecho que entre los mismos graffiteros, respeten sus creaciones, el público consciente que es casi imposible contener el movimiento, ya no los borran con pintura, u otros, como la Iglesia de Copacabana de Bolivia,- noroccidente bogotano - permitieron pintar uno, que hace un homenaje a la belleza y gracia de la mujer,  la curia estaba llena de otros tantos dibujos que denotan suciedad y  superpuestos.

Av. Cali, cerca al humedal Juan Amarillo
En otros han permitido que los particulares diseños arquitectónicos de algunos sectores de Bogotá, se mezclen con las formas, colores y diseños.


Tunja-cerca al Poso de Donato
Al recorrer los temas de los graffitis pueden ir desde el incoformismo, hasta los gritos de lucha, esto cuando se evidencia alguna temática explicita. En otros la complejidad en el diseño parece ser la idea a seguir del artista urbano, en otros la imaginación cuando se pintan mundos que solo existen en el pensamiento del creador, animales mitológicos o una mezcla de mundos, que solo con una explicación del graffitero podría entenderse.

El impacto ha ido tanto en aumento, que en un evento que congrega a los lectores bogotanos, la Feria del Libro de 2011 los invitó a pasar del anonimato al reconocimiento popular, asignándoles espacios para que se reconozcan sus diseños: muestraron sus técnicas, procuraron que les comprendiera la complejidad y sin la presión de la clandestinidad, bajo un aerosol rápido y seguro, sus obras fueron apareciendo y la admiración expresada en los rostros del público.

Como quiera que sea, muchos colombianos, detenemos nuestras miradas desde el transporte público, los trancones, o simplemente desde la caminata casual, apreciando en muchos casos, en otros despreciando, y con seguridad, muchos más con indiferencia.

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1.-Graffiti Definition: The Dictionary of Art . Disponible en: http://www.graffiti.org/faq/graf.def.html
2.-Historia del Graffiti. Disponible en: http://magotwo.ohlog.com/el-arte-del-graffiti.oh39682.html

jueves, 31 de julio de 2014

Los huecos en las vías, trampas mortales

Al caminar por la calle, viajar en transporte público —sin importar cuál—, conducir un vehículo particular o, más recientemente, una motocicleta, uno se expone a diversas situaciones peligrosas. Esto no se debe exclusivamente a los transeúntes o a la interacción con otros vehículos, sino al deplorable estado de las vías en Bogotá, y posiblemente en muchas otras ciudades. Un hueco profundo, una tapa de alcantarilla desaparecida o un parche mal hecho que quedó como un resalto —taparon un hueco a medias—, son algunas de las problemáticas más comunes.

El estado actual de las vías exige una mayor atención a los múltiples factores de riesgo, siendo los huecos el más frecuente. Si uno logra esquivar alguno, eventualmente caerá en otro que se encuentra oculto —generalmente lleno de agua—. El impacto es inevitable y la reacción inmediata viene acompañada de interjecciones nada amables hacia los administradores del Distrito Capital. Este golpe inesperado puede ocasionar que un rin necesite ser rectificado, una llanta reviente o incluso que un amortiguador deba reemplazarse —o peor aún, los dos—. En casos más graves, estos incidentes pueden causar lesiones permanentes o incluso la pérdida de vidas. Para fortuna de los responsables de las vías, esto significa un usuario menos en las calles. Esta situación ocurre con tanta frecuencia que quienes no la padecen quizás ni siquiera la imaginen.

Después de que la rabia inicial disminuye, el usuario afectado se pregunta: ¿quién es responsable del mal estado de las vías? ¿Quién responde por los daños causados a los bienes debido a estas condiciones? Y más aún, ¿a dónde va a parar el dinero recaudado por los impuestos que se pagan por el uso de los vehículos y el consumo de gasolina?

Las respuestas, con toda probabilidad, se encuentran en los tribunales, donde muchos de los responsables de la construcción de las vías se defienden, justifican la desviación de recursos, el uso de materiales de baja calidad o, sencillamente, los estudios mal realizados.

Pero, ¿dónde están las instituciones que deberían defender a los ciudadanos? La personería, la Defensoría del Pueblo, los representantes elegidos: congresistas, diputados y concejales, a quienes en su momento se les creyó. Y, por supuesto, la conciencia oscura de quienes no cumplen con sus obligaciones.

Una de las grandes frustraciones para el ciudadano es que, si no paga los impuestos dentro de los plazos establecidos, enfrenta sanciones y cargos por mora. No obstante, cuando la administración incumple con el uso adecuado de los recursos recaudados, no existe compensación alguna.

¿Qué tiene que suceder para que los administradores de la ciudad no solo reconozcan el problema, sino que actúen al respecto? Tal vez, que alguien cercano a procuradores, ministros o cualquier figura pública relevante caiga en un hueco. Entonces, las indemnizaciones no se harán esperar. Se desplegará un operativo para encontrar al responsable del robo de la tapa de alcantarilla —si es que fue la causa del accidente—, con una jugosa recompensa para quien lo denuncie y permita resarcir el daño causado a uno de nuestros "líderes públicos".

Finalmente, lo que sí hacen con rigurosidad los organismos de control es indagar en las bases de datos para detectar a los ciudadanos que no están al día con sus impuestos, calificarlos de evasores, inundarlos de notificaciones de cobros coactivos, amenazarlos con sanciones y obligarlos a presentar derechos de petición. Después de largos procesos, el ciudadano terminará pagando —tal vez la propia administración ha fomentado este tipo de evasión—.

¿Será posible que algún día tengamos una administración que se distinga por sus buenas acciones?

martes, 22 de julio de 2014

Odisea para cumplir con el horario de entrada al trabajo


Veintiséis kilómetros separan el Portal 80 de la calle 222 con carrera 55. Saliendo del portal a las 5:30 a.m., un vehículo particular tarda unos treinta minutos en completar el trayecto. Sin embargo, si se sale media hora después, el tiempo aumenta en quince minutos. Con una salida a las 6:30 a.m., el recorrido puede superar una hora y quince minutos. Si ocurre un accidente leve, habrá que prever aún más tiempo. Y, en caso de dos accidentes, el trayecto podría extenderse hasta dos horas.

¿Qué provoca que en tan pocos kilómetros el tiempo de viaje aumente tanto? En principio, la desorganización del tránsito: la entrada y salida de buses de Transmilenio en el Portal 80, la concentración de servicio intermunicipal que llega y sale de la estación, los autos mal estacionados en las vías y, en general, la anarquía presente en las calles. A esto se suman las eventualidades que surgen durante el trayecto hacia el trabajo.

Desde el Portal hasta la Avenida Boyacá, la duración de los semáforos varía cada día: algunos días son muy largos, otros parecen demasiado cortos. Algo particular ocurre cerca de la estación La Granja, donde los carros intentan entrar por la carrera 82, la cual está ocupada por contratistas de Claro, lo que intensifica la sensación de caos.

Con buena suerte, se llega a la calle 150, pero ahí comienza el verdadero calvario. En los cuatro carriles de la "Autopista Norte" se produce un embotellamiento debido a la convergencia de la zona vehicular, la línea de Transmilenio y dos carriles más en la vía paralela. Luego, el flujo vehicular aumenta con los dos carriles adicionales provenientes del puente de la calle 170, que se dirigen hacia el norte. En el puente peatonal del Portal Norte, los buses intermunicipales provocan un represamiento "autorizado", lo que ralentiza el tráfico a menos de diez km/h. Los esfuerzos de los agentes de tránsito para que los buses circulen resultan infructuosos. En cualquier momento, se puede observar un helicóptero sobrevolando la zona, ¿monitoreando el atasco? ¿El costo de cada vuelo mejora el tránsito?

Lo inaudito vuelve a aparecer con el irracional aumento del tráfico. Algunos buses intermunicipales regresan por el puente del centro comercial Santa Fe en busca de más pasajeros, realizando peligrosas maniobras desde el carril de salida de la estación hasta el carril externo de la autopista. Es necesario estar atento y contar con buenos frenos para responder ante estos conductores imprudentes.

El embudo se agrava donde termina la línea de Transmilenio: de seis carriles se reduce a tres, y suelen aparecer agentes de tránsito controlando la restricción o atendiendo algún accidente. A partir de ese punto, los retornos, lentos, alimentan el carril rápido, y para tomarlos se forman varias filas, lo que reduce aún más la velocidad.

Hasta aquí no hemos mencionado dos de los factores de riesgo más comunes: las motocicletas, que pueden aparecer por cualquier lado y, en muchas ocasiones, protagonizan accidentes; y los reductores de velocidad invertidos —es decir, los profundos huecos— causados por la falta de mantenimiento de las vías. Los daños que estos ocasionan a los vehículos deberían ser reconocidos por el Distrito Capital.

El escenario descrito bien podría ser el mismo en gran parte de la ciudad. Los eventos serían similares, la intervención de las autoridades de tránsito igualmente ineficaz, y los proyectos destinados a solucionar el problema seguirían estancados. Con certeza, las soluciones no se encuentran en las propuestas de los candidatos ni de los alcaldes que buscan permanecer en el cargo. Mientras tanto, los ciudadanos responsables, que tratamos de cumplir con nuestros horarios laborales, vemos cómo esto puede ser un factor determinante en la renovación de nuestros contratos.

jueves, 1 de mayo de 2014

Feria Internacional de Libro 2014, invitado Perú, García Marquez el personaje

La Feria Internacional del Libro 2014, Filbo, una vez más convocó a expositores, escritores, lectores, y curiosos, en el máximo recinto de exposiciones. 

Hasta el 12 de mayo los Bogotanos y todos los colombianos tendrán la posibilidad de disfrutar de la muestra no solo de libros, sino de otras formas de comunicación escrita.

El invitado especial Perú, encabezados por el Nobel Mario Vargas Llosa, quien se hizo presente, el poeta Antonio Cisneros, y muchos más con sus obras. El estand peruano está matizado de muchas fotocomposiciones del país Inca, de conversatorios,  de la muestra literaria, y como parte de la identidad Inca, de la bebida más reconocida de los peruanos, - el Pisco -, también está presente, largas filas para comprar alguna copa, otros menos para comprar un libro, algunos más para escuchar los conversatorios.

Pero el personaje literario que se robó el "show" de la feria ha sido el escritor colombiano, Gabriel García Marquez, con una amplia muestra de su obra, en algunos estands en idiomas diferentes al nuestro, con certeza venderá más que en vida.

 
Con seguridad los ingresos de los expositores se incrementaron en esta feria, por el auge generado debido a la desaparición del novelista colombiano. 

A parte de la venta de los ejemplares de la novelas, lo más visto ha sido la muestra homenaje realizada, primero con la caricatura, después con algunas fotografías y un gran mural donde se mencionan aspectos importantes que influyeron en la formación del nobel colombiano
  
 
Los caricaturistas se esmeraron en mostrar la alegría del escritor, las mariposas amarillas y algunas notas curiosas.

"Nunca, en ninguna circunstancia, he olvidado, que en la verdad de mi alma no soy nadie más ni seré nadie más que uno de los 16 hijos de la telegrafista de Aracataca" 

La oportunidad para disfrutar de la exposición bogotana de libros, literatura, académicos, formación infantil, arte.. La posibilidad de adquirir las obras es grande, buenos precios, los hay nuevos, encuadernación de lujo, y para quien no le importa si está usado, los precios son muy buenos.
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"El espectáculo se ha convertido en el valor de nuestra época. Ya no hay valores, nadie sabe qué cosa es buena, qué cosa es mala, qué cosa es bella, qué cosa es fea. Vivimos en una de las épocas más confusas de la historia".
- Mario Vargas Llosa -

sábado, 14 de diciembre de 2013

Bogotá la ciudad de todos los colombianos

Es 1979 en búsqueda de oportunidades de trabajo, educación y quizá como la mayoría de los hombres normales: conocer mujeres, hacer dinero, tener una profesión, en ese momento ser periodista, el objetivo no era abandonar mi raíces.  Encontré una ciudad que se extendía hasta lo que hoy es la 170, teníamos el transporte subsidiado, los trolebuses; su funcionamiento con electricidad - hoy volvemos con este tipo transporte y le llamamos ecológicos -. Solo habían tres puentes, calle 100, calle 134 y 170 (tercer puente), actualmente ya no sé, ni cuántos hay, ni donde están todos, lo trancones se veían únicamente en la Caracas y en algunos sitios de la calle 68, por lo menos en los que yo transitaba.

Durante los años siguientes, aunque mantuve intacto el amor por mi departamento - Boyacá - y el municipio donde nací - San Miguelde Sema -,  Bogotá se fue  convirtiendo en ese amor que se afianza con el tiempo y que es difícil dejar;  el trabajo, las posibilidades fueron surgiendo, los amores y desamores, han fortalecido mi agradecimiento por la que conocemos como la capital de la república. En resumen algunas razones de la Bogotá que se convierte en la ciudad de muchos colombianos
Chorro de Quevedo

Al igual que en cualquier ciudad del mundo, el centro es lo más representativo. En el caso de esta ciudad, su centro histórico es La Candelaria, el lugar donde nació la ciudad. Este barrio se caracteriza por sus calles estrechas y adoquinadas, y sus casas pintadas de verde y blanco, la mayoría construidas con tapia. Estas casas fueron levantadas sin considerar los cambios, al menos en el tipo de vehículos, que circularían por la ciudad.

A pocos pasos de la Universidad de La Salle, la Biblioteca Luis Ángel Arango y el Teatro Colón, se encuentra el Chorro de Quevedo, cuyo nombre proviene del padre agustiniano Quevedo, quien instaló una fuente que se mantuvo hasta 1832. Este es un lugar imprescindible en cualquier visita a la ciudad. En sus alrededores, entre una calle y otra, se escuchan diversos acentos y lenguas, lo que confirma que los extranjeros visitan estas zonas con frecuencia y admiración.

Universidad U.D.C.A

Si consideramos las metas que perseguimos en términos de educación, hay una amplia variedad de opciones disponibles para la formación. Existen muchas universidades, algunas de alta calidad y otras no tanto, así como colegios privados y las opciones que ofrece el Estado. Si incluimos en nuestra formación la apropiación de nuestra cultura, encontraremos museos. Además, si lo religioso nos atrae, hay catedrales disponibles.

Poporo Quimbaya
Poporo Quimbaya
Entre la formación y las vivencias en la ciudad, la diversidad podría ser una de la características de nuestra Bogotá,  podríamos empezar con recuerdos del país, el Museo del Oro, ubicado en el centro de la ciudad, la colección más grande del país de nuestra historia precolombina, piezas de la orfebrería y la alfarería, lo más conocido, la balsa, el poporo símbolo del mismo museo, muiscas, calimas, quimbayas, taironas y muchos más de la cultura indígena. Para llegar a este museo, la carrera séptima hasta la calle 16, al costado oriental del Parque de Santander, el mapa museo puede ayudar. Las colecciones pueden apreciarse en fotografías, puestas en la página web del museo.

Colombia ha sido representada en el concierto mundial por pintores y escultores que han ganado su fama con verdadero talento, Arenas Betancourt, Obregón y quien más sino el maestro que ha enaltecido las gorditas, Fernando Botero, donaciones del propio artista, pintura y escultura, se reúnen en un solo sitio,  el Museo Botero, , también lo podemos encontrar en el centro histórico de la ciudad, a pocos pasos de la plaza de Bolívar y al frente de la reconocida Biblioteca Luis Ángel Arango.

Haciendo una caminata, un septimaso, pasando la calle 26,  encontramos más de lo nuestro en el Museo Nacional de Colombia,  localizado en la calle 32,  tiene cuatro colecciones: arte, historia, arqueología y etnografía. Originalmente una cárcel,  diseñado por el arquitecto  danés Thomas Reed.

En Las Aguas la historia republicana nuestra se pone de manifiesto con la Casa Quinta de Bolívar,  fue ocupada por el libertador de los países de la Nueva Granada, Simón Bolívar,  en tres oportunidades estuvo por ahí, una de ellas con Manuelita Sáenz.  En la historia reciente, 1974, el Movimiento 19 de Abril robó la espada del Libertador.

Haciendo honor a lo expuesto, han creado el Museo de Arte Moderno,  donde la diversión cultural esta vez va por colecciones  de  obras, desde el siglo XIX hasta hoy,  de artistas Colombianos , América Latina, Europa y Estados Unidos.

Colombia como en muchos países de Latinoamérica, los católicos le han aportado a la cultura con sus imponentes catedrales. Después de una  caminata por la séptima hacia el sur de camino al palacio presidencial y al costado oriental de la Plaza de Bolívar, está la Catedral Primada, edificio construido al estilo neoclásico, al frente de esta imponente obra arquitectónica, está la sede de la alcaldía mayor, - El Palacio de Liévano - al suroeste la sede del congreso colombiano, - El Capitolio Nacional - edificio representativo de la arquitectura republicana y neoclásica, hacia el noroeste el palacio de justicia - el nuevo -

Iglesia de Lourdes por C. E. Pineda R.
Unas tantas cuadras al norte por la carrera 7a, llegando a la calle 51 y bajando dos cuadras la  Parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá ,  un templo al gótico, consta de 3 naves, seis capillas laterales, 16 ventanales, medias torres con 4 campanas grandes, destacada arquitectónicamente. Esta construcción la alberga el tradicional barrio Chapinero.


Estadio El Campin
Para quienes lo deportivo es la freferencia,  practicante o  espectador, en el tema fútbol, el escenario más grande y quizá con mayor tradición en Colombia,  El Campin, en la carrera 30 con calle 57, reúne  los seguidores santafereños,  de Millonarios y miles más que tienen los demás equipos del país. Un escenario también lo han usado para conciertos, con efectos sobre el campo de grama, que llaman a reflexionar.
El futbol recientemente cuenta con nuevo invitado - el equipo asegurador- o quizá una oferta más, muestra su fútbol y gana adeptos en Estadio de Techo, al sur de la ciudad.

Un poco venido a menos el Coliseo Cubierto El Campin en el cual se han dado cita eventos deportivos, como el básquetbol y más recientemente exhibiciones de tenistas como Rafael Nadal y Novak Djokovic, por ahí también se han hecho presentes artistas, Carlos Santana, Camilo Sesto, Rocio Durcal, la naciente banda de Gloria Estefan en los 80, los circos y hasta seguidores del cristianismo han usado este lugar.

Basilica Moserrate
Un escenario múltiple, la Unidad Deportiva El Salitre en la que día a día miles de deportistas practican, muchos que pertenecen a ligas, que de hecho representan a Bogotá en los juegos nacionales,  el estadio olímpico, diamante de beisbol, pista de ciclismo con nombre en homenaje a una gran persona, Carlos Galán, ahí se realizó un mundial de ciclismo.

Si queremos apreciar la ciudad de una manera diferente, subir a 3152 msnm al  cerro de Moserrate podría ser una alternativa, además de la imponente vista de la ciudad, la Basílica del Señor de Monserrate está por allí para quienes oran o pagan promesas, o sencillamente quieren caminar una pendiente bastante pronunciada y que en ocasiones por falta de oxígeno o el estado físico complica el ascenso.

Caída la noche, Bogotá es una ciudad con una actividad que de lunes a viernes continúa brindándonos oportunidades educativas a todo nivel, hacer un bachillerato, quizá una técnica y un sin número de instituciones de educación superior que hacen de su jornada poco más de 16 horas. En temas de diversión nocturna las posibilidades son muy amplias, se puede  pensar en un plan en La Zona Rosa, T , el  Parque de la 93, Usaquen y la Zona G, lugares que pueden hacer parte de la magia de esta ciudad, si se prefiere el descanso, se dispone de muy buenos hoteles, amanecerá volver a  soñar.

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