sábado, 14 de diciembre de 2013

Bogotá la ciudad de todos los colombianos

Es 1979 en búsqueda de oportunidades de trabajo, educación y quizá como la mayoría de los hombres normales: conocer mujeres, hacer dinero, tener una profesión, en ese momento ser periodista, el objetivo no era abandonar mi raíces.  Encontré una ciudad que se extendía hasta lo que hoy es la 170, teníamos el transporte subsidiado, los trolebuses; su funcionamiento con electricidad - hoy volvemos con este tipo transporte y le llamamos ecológicos -. Solo habían tres puentes, calle 100, calle 134 y 170 (tercer puente), actualmente ya no sé, ni cuántos hay, ni donde están todos, lo trancones se veían únicamente en la Caracas y en algunos sitios de la calle 68, por lo menos en los que yo transitaba.

Durante los años siguientes, aunque mantuve intacto el amor por mi departamento - Boyacá - y el municipio donde nací - San Miguelde Sema -,  Bogotá se fue  convirtiendo en ese amor que se afianza con el tiempo y que es difícil dejar;  el trabajo, las posibilidades fueron surgiendo, los amores y desamores, han fortalecido mi agradecimiento por la que conocemos como la capital de la república. En resumen algunas razones de la Bogotá que se convierte en la ciudad de muchos colombianos
Chorro de Quevedo

Al igual que en cualquier ciudad del mundo, el centro es lo más representativo. En el caso de esta ciudad, su centro histórico es La Candelaria, el lugar donde nació la ciudad. Este barrio se caracteriza por sus calles estrechas y adoquinadas, y sus casas pintadas de verde y blanco, la mayoría construidas con tapia. Estas casas fueron levantadas sin considerar los cambios, al menos en el tipo de vehículos, que circularían por la ciudad.

A pocos pasos de la Universidad de La Salle, la Biblioteca Luis Ángel Arango y el Teatro Colón, se encuentra el Chorro de Quevedo, cuyo nombre proviene del padre agustiniano Quevedo, quien instaló una fuente que se mantuvo hasta 1832. Este es un lugar imprescindible en cualquier visita a la ciudad. En sus alrededores, entre una calle y otra, se escuchan diversos acentos y lenguas, lo que confirma que los extranjeros visitan estas zonas con frecuencia y admiración.

Universidad U.D.C.A

Si consideramos las metas que perseguimos en términos de educación, hay una amplia variedad de opciones disponibles para la formación. Existen muchas universidades, algunas de alta calidad y otras no tanto, así como colegios privados y las opciones que ofrece el Estado. Si incluimos en nuestra formación la apropiación de nuestra cultura, encontraremos museos. Además, si lo religioso nos atrae, hay catedrales disponibles.

Poporo Quimbaya
Poporo Quimbaya
Entre la formación y las vivencias en la ciudad, la diversidad podría ser una de la características de nuestra Bogotá,  podríamos empezar con recuerdos del país, el Museo del Oro, ubicado en el centro de la ciudad, la colección más grande del país de nuestra historia precolombina, piezas de la orfebrería y la alfarería, lo más conocido, la balsa, el poporo símbolo del mismo museo, muiscas, calimas, quimbayas, taironas y muchos más de la cultura indígena. Para llegar a este museo, la carrera séptima hasta la calle 16, al costado oriental del Parque de Santander, el mapa museo puede ayudar. Las colecciones pueden apreciarse en fotografías, puestas en la página web del museo.

Colombia ha sido representada en el concierto mundial por pintores y escultores que han ganado su fama con verdadero talento, Arenas Betancourt, Obregón y quien más sino el maestro que ha enaltecido las gorditas, Fernando Botero, donaciones del propio artista, pintura y escultura, se reúnen en un solo sitio,  el Museo Botero, , también lo podemos encontrar en el centro histórico de la ciudad, a pocos pasos de la plaza de Bolívar y al frente de la reconocida Biblioteca Luis Ángel Arango.

Haciendo una caminata, un septimaso, pasando la calle 26,  encontramos más de lo nuestro en el Museo Nacional de Colombia,  localizado en la calle 32,  tiene cuatro colecciones: arte, historia, arqueología y etnografía. Originalmente una cárcel,  diseñado por el arquitecto  danés Thomas Reed.

En Las Aguas la historia republicana nuestra se pone de manifiesto con la Casa Quinta de Bolívar,  fue ocupada por el libertador de los países de la Nueva Granada, Simón Bolívar,  en tres oportunidades estuvo por ahí, una de ellas con Manuelita Sáenz.  En la historia reciente, 1974, el Movimiento 19 de Abril robó la espada del Libertador.

Haciendo honor a lo expuesto, han creado el Museo de Arte Moderno,  donde la diversión cultural esta vez va por colecciones  de  obras, desde el siglo XIX hasta hoy,  de artistas Colombianos , América Latina, Europa y Estados Unidos.

Colombia como en muchos países de Latinoamérica, los católicos le han aportado a la cultura con sus imponentes catedrales. Después de una  caminata por la séptima hacia el sur de camino al palacio presidencial y al costado oriental de la Plaza de Bolívar, está la Catedral Primada, edificio construido al estilo neoclásico, al frente de esta imponente obra arquitectónica, está la sede de la alcaldía mayor, - El Palacio de Liévano - al suroeste la sede del congreso colombiano, - El Capitolio Nacional - edificio representativo de la arquitectura republicana y neoclásica, hacia el noroeste el palacio de justicia - el nuevo -

Iglesia de Lourdes por C. E. Pineda R.
Unas tantas cuadras al norte por la carrera 7a, llegando a la calle 51 y bajando dos cuadras la  Parroquia Nuestra Señora de Chiquinquirá ,  un templo al gótico, consta de 3 naves, seis capillas laterales, 16 ventanales, medias torres con 4 campanas grandes, destacada arquitectónicamente. Esta construcción la alberga el tradicional barrio Chapinero.


Estadio El Campin
Para quienes lo deportivo es la freferencia,  practicante o  espectador, en el tema fútbol, el escenario más grande y quizá con mayor tradición en Colombia,  El Campin, en la carrera 30 con calle 57, reúne  los seguidores santafereños,  de Millonarios y miles más que tienen los demás equipos del país. Un escenario también lo han usado para conciertos, con efectos sobre el campo de grama, que llaman a reflexionar.
El futbol recientemente cuenta con nuevo invitado - el equipo asegurador- o quizá una oferta más, muestra su fútbol y gana adeptos en Estadio de Techo, al sur de la ciudad.

Un poco venido a menos el Coliseo Cubierto El Campin en el cual se han dado cita eventos deportivos, como el básquetbol y más recientemente exhibiciones de tenistas como Rafael Nadal y Novak Djokovic, por ahí también se han hecho presentes artistas, Carlos Santana, Camilo Sesto, Rocio Durcal, la naciente banda de Gloria Estefan en los 80, los circos y hasta seguidores del cristianismo han usado este lugar.

Basilica Moserrate
Un escenario múltiple, la Unidad Deportiva El Salitre en la que día a día miles de deportistas practican, muchos que pertenecen a ligas, que de hecho representan a Bogotá en los juegos nacionales,  el estadio olímpico, diamante de beisbol, pista de ciclismo con nombre en homenaje a una gran persona, Carlos Galán, ahí se realizó un mundial de ciclismo.

Si queremos apreciar la ciudad de una manera diferente, subir a 3152 msnm al  cerro de Moserrate podría ser una alternativa, además de la imponente vista de la ciudad, la Basílica del Señor de Monserrate está por allí para quienes oran o pagan promesas, o sencillamente quieren caminar una pendiente bastante pronunciada y que en ocasiones por falta de oxígeno o el estado físico complica el ascenso.

Caída la noche, Bogotá es una ciudad con una actividad que de lunes a viernes continúa brindándonos oportunidades educativas a todo nivel, hacer un bachillerato, quizá una técnica y un sin número de instituciones de educación superior que hacen de su jornada poco más de 16 horas. En temas de diversión nocturna las posibilidades son muy amplias, se puede  pensar en un plan en La Zona Rosa, T , el  Parque de la 93, Usaquen y la Zona G, lugares que pueden hacer parte de la magia de esta ciudad, si se prefiere el descanso, se dispone de muy buenos hoteles, amanecerá volver a  soñar.

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domingo, 8 de diciembre de 2013

Bogotá por la séptima en un dia de velitas

La carrera séptima ha sido transformada en una vía peatonal por los urbanistas y gestores de nuestras ciudades y país, desde la calle 6a hasta la 26. Al recorrerla, se experimentan diversas sensaciones, desde lo agradable hasta situaciones inverosímiles.

El siete de diciembre marca el inicio de la Navidad en Colombia con la tradición de encender velitas y faroles, además de ser la celebración de La Inmaculada Concepción. Por diversas razones, niños y adultos se reúnen alrededor de velas en aceras, balcones, calles y cualquier lugar que se les ocurra.

Para muchos residentes de Bogotá, la noche del siete de diciembre se pasa tradicionalmente en la carrera séptima. A medida que la noche cae, una multitud se congrega cerca de la Torre Colpatria, el edificio más alto de la ciudad. La expectativa es un espectáculo pirotécnico. La escena se llena de empujones, pisotones involuntarios, madres con sus carritos y mascotas. Todos tienen el mismo objetivo: conseguir un buen lugar para apreciar el espectáculo. Alrededor, vendedores ambulantes ofrecen sus productos. A lo lejos, un extranjero intenta comprender lo que sucede, centrando su atención en las luminarias que decoran la torre.

En el momento previsto, comienza el espectáculo pirotécnico. Algunos quedan impresionados, otros simplemente observan. La pirotecnia se lanza desde la azotea de la torre, lo que genera una diferencia entre el sonido de las explosiones y la vista. Después de unos quince minutos, los aplausos resuenan, concluyendo el espectáculo. Mientras algunas personas quedan satisfechas, otras quizás esperaban algo mejor.

La gente comienza a dispersarse: algunos regresan a sus hogares, otros buscan algo para comer y algunos, como nosotros, se dirigen hacia la Plaza de Bolívar.

En el camino surgen dificultades: carritos de comida, personas en direcciones diversas, entretenimientos improvisados como música callejera, imitaciones de artistas y músicos que tocan melodías variadas. La calidad artística varía, algunos ejecutan su música con precisión mientras que otros parecen desafinados. Sin embargo, todos esperan la misma recompensa: una moneda.

El olor a aceite de frituras es común en el ambiente. Se venden todo tipo de fritos, aunque el olor puede tornarse desagradable debido al aceite reutilizado en exceso, posiblemente alcanzando su punto de humo. Aparece el aroma del canelazo, se siente el olor a pollo asado proveniente de un negocio anexo a una iglesia, quizás una consecuencia de la situación económica. Más adelante, se ofrecen perros calientes que, sin previo aviso, se enfrían. La lluvia aparece primero ligera y luego se intensifica, los artistas se retiran y la oferta de comidas se pierde tras los plásticos protectores. Surge otra incomodidad: los paraguas, a menos que tengas uno.

Finalmente, llegamos a la Plaza de Bolívar; la Catedral Primada y el Palacio de Liévano iluminados. Desafortunadamente, la lluvia nos obliga a marcharnos, sin posibilidad de resguardo.

Esta caminata vale la pena, representa las necesidades de muchos colombianos, algunos buscándose la vida, otros esperando que reconozcan su talento o simplemente tratando de conseguir unas monedas. Sin embargo, una nota negativa se percibe en la calle, convertida en un mercado más allá de las necesidades básicas de los que buscan sobrevivir, y la explotación animal, con llamas o alpacas soportando el peso de la felicidad de los niños que disfrutan montándolas.

Las velitas se consumen y el suelo queda impregnado de parafina derretida. Los artistas y vendedores vuelven a su rutina, pero la esperanza de una Navidad feliz acompaña a los caminantes de regreso a casa.